miércoles, 23 de febrero de 2022

San Pedro Damián

San Pedro Damián

Nació en Ravena (Italia) el año 1007

Cardenal, obispo de Ostia, Doctor de la Iglesia (1007-72)

Benedictino, reformador eclesiástico y clerical.

Fiesta:  23 de Febrero

San Pedro Damián fue declarado doctor de la Iglesia por el Papa León XII.


Nació en Ravena en una familia ya numerosa y de condición modesta. Lo cual explica, sin justificarlo, que su madre lo abandonara. Pero una sirvienta lo recogió, le salvó la vida. Y además logró al cabo de cierto tiempo hacer que la indigna madre volviera a mejores sentimientos.

Quedó huérfano muy joven y un hermano suyo lo humilló terriblemente y lo dedicó a cuidar cerdos y le trató como si fuera un esclavo.  Otro de sus hermanos, que era arcipreste de Ravena, se compadeció de él y decidió encargarse de su educación. Viéndose tratado como un hijo, Pedro tomó de su hermano el nombre de Damián.  Este le mandó a la escuela, primero a Faenza y después a Parma.  Pedro fue un buen discípulo y, más tarde, un magnífico maestro.  A los 25 años de edad era profesor en Parma y posteriormente en Rávena.

San Pedro surgió en una época de relajamiento para apartar a los hombres del error y traerlos de nuevo al estrecho sendero de la virtud. Muchas personas se convirtieron y abandonaron los vicios gracias a su excelente trabajo pastoral.

San Pedro Damián combatió el vicio de la homosexualidad, el concubinato, el divorcio y luchó contra la simonía y la relajación eclesiástica.

  “Este mundo —escribió en el Libro Gomorriano—se hunde cada día de tal suerte en la corrupción, que todas las clases sociales están podridas. No hay pudor, ni decencia, ni religión; el brillante tropel de las santas virtudes ha huido de nosotros.

Todos buscan su interés; están devorados por el apetito insaciable de los bienes de la tierra. El fin del mundo se acerca, y ellos no cesan de pecar. Hierven las olas furiosas del orgullo, y la lujuria levanta una tempestad general. El orden del matrimonio está confundido, y los cristianos viven como judíos. Todos, grandes y pequeños, están enredados en la concupiscencia, nadie tiene vergüenza del sacrilegio, del perjurio, de la lujuria, y el mundo es un abismo de envidia y de hediondez”. 

Ermita de Santa Croce 


Se retiró al yermo de Fonte Avellana, donde fue elegido prior. Fue gran propagador de la vida religiosa allí y en otras regiones de Italia. En aquella dura época ayudó eficazmente a los papas, con sus escritos y legaciones, en la reforma de la Iglesia. Creado por Esteban IX cardenal y obispo de Ostia, murió el año 1072 y al poco tiempo era venerado como santo. 



Señor, ten piedad de los que te ruegan por mí, y de todos los que me han pedido que ore por ellos. Dales el espíritu de fecunda penitencia para controlar todos los vicios y hazlos abundantes en todas Tus virtudes.

- San Pedro Damián 



Oración:
San Pedro Damián, reformador de la Iglesia, azote de los malvados, ¡ven en nuestra ayuda con tus oraciones! Gran Doctor de la Iglesia, intercede por nosotros ante el trono de Dios. Por tus oraciones e intercesión, ayúdanos, oh aborrecedor del pecado, a huir del mal y abrazar el bien. También te pedimos, gran santo, que intercedas por esta especial intención: (expresa tu petición). ¡Ruega por nosotros, oh monje, oh cardenal, oh siervo de Dios! Amén. 

Oración de San Pedro Damián

Santa Virgen, Madre de Dios, socorred a los que imploran vuestro auxilio. Volved vuestros ojos hacia nosotros.

¿Acaso por haber sido unida a la Divinidad ya no os acordaríais de los hombres? ¡Ah!, no por cierto.

Vos sabéis en qué peligros nos habéis dejado, y el estado miserable de vuestros siervos;  no es propio de vuestra gran misericordia el olvidarse de una tan grande miseria como la nuestra.

Emplead en nuestro favor vuestro valimiento, porque el que es Omnipotente os ha dado la omnipotencia en el Cielo y en la tierra.

Nada os es imposible, pues podéis infundir aliento a los más desesperados para esperar la salvación.

Cuanto más poderosa sois, tanto más misericordiosa debéis ser.

Ayudadnos también con vuestro amor. Yo se, Señora mía. que sois sumamente benigna, y que nos amáis con un afecto al que ningún otro aventaja.

¡Cuántas veces habéis aplacado la cólera de nuestro Juez en el instante en que iba a castigarnos! Todos los tesoros de la misericordia de Dios se hallan en vuestras manos.

¡Ah! no ceséis jamás de colmarnos de beneficios.

Vos solo buscáis la ocasión de salvar a todos los miserables, y de derramar sobre ellos vuestra misericordia, porque vuestra gloria es mayor cuando por vuestra intercesión los penitentes son perdonados, y los que lo han sido entran en el Cielo.

Ayudadnos, pues, a fin de que podamos veros en el Paraíso, ya que la mayor gloria a que podemos aspirar consiste en veros, después de Dios, en amaros y en estar bajo vuestra protección.

¡Ah!, oídnos, Señora, ya que vuestro Hijo quiere honraros concediéndoos todo cuanto le pidáis.



"La mejor penitencia es tener paciencia con las penas que Dios permite que nos lleguen. Una muy buena penitencia es dedicarse a cumplir exactamente los deberes de cada día y a estudiar y trabajar con todo empeño". San Pedro Damián

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