sábado, 29 de julio de 2023

Santa Marta - 29 de julio

 Fr. Paul Sretenovic


Hoy, 29 de julio, es la fiesta de Santa Marta, hermana de Santa María Magdalena y San Lázaro. La encontramos en las Escrituras tres veces, dos directamente y una indirectamente.



María y Marta en la casa de Betania
Giovanni da Milano

En primera instancia, Marta le pregunta a Jesús sobre su hermana, que estaba sentada escuchando a los pies del Señor mientras Marta estaba ocupada preparando la comida en el Evangelio de San Lucas:

“Martha estaba ocupada sirviendo mucho. Ella se puso de pie y dijo: 'Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado solo para servir? Dile, pues, que me ayude ".

“Y respondiendo el Señor, le dijo:‘ Marta, Marta, eres cuidadosa y te preocupas por muchas cosas. Pero una cosa es necesaria. María ha elegido la mejor parte, que no le será quitada ”(10: 40-42).

También la encontramos cuestionando a Jesús sobre la muerte de su hermano, Lázaro, en el Evangelio de San Juan, donde llega a una fe más profunda en la divinidad de Cristo, muy parecido al ejemplo de la mujer samaritana (Juan 4:15).
“Marta, por tanto, tan pronto como supo que Jesús había venido, fue a recibirlo, pero María se sentó en su casa. Entonces Marta le dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero ahora también sé que todo lo que le pidas a Dios, Dios te lo dará ".

"Jesús le dijo: 'Tu hermano resucitará'". Marta le dijo: "Sé que resucitará en la resurrección del último día".

“Jesús le dijo: 'Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre. ¿Crees esto? '

“Ella le dijo:' Sí, Señor, he creído que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente, que has venido a este mundo '” (11: 20-27) .
El tercer ejemplo es una referencia a Jesús, poco antes de la Semana Santa, cuando Nuestro Señor cenó en la casa de Lázaro junto con Marta y María (Juan 12: 1-2). Luego se quedó allí como invitado esa noche.
“Jesús, pues, seis días antes de la Pascua, llegó a Betania, donde había muerto Lázaro, a quien Jesús resucitó. Y le prepararon una cena allí, y Marta sirvió. Y Lázaro era uno de los que estaban a la mesa con él ”.
Desde allí, Nuestro Señor saldría para entrar triunfante en Jerusalén el Domingo de Ramos. Esa familia bendecida, por lo tanto, proporcionaría un lugar para que Nuestro Señor descanse Su cabeza un poco antes de la semana más solemne de la Historia de la humanidad.

En sus tres encuentros con Jesús, Santa Marta representó los Tres caminos de la vida interior , como lo enseñaron teólogos como el P. Garrigou-Lagrange, un célebre teólogo francés de la época de Pío XII.

La Vía Purgativa se representa en el primer encuentro, cuando el alma de Marta se purifica de su apego a su propia voluntad al llegar a reconocer que "una cosa es necesaria", hacer la voluntad de Dios.

El Camino Iluminativo se simboliza cuando Jesús se revela a Marta antes de resucitar a Lázaro de entre los muertos: “Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo el que vive y cree en mí, no morirá para siempre ”.

El camino unitivo se representa cuando Jesús se queda en la casa de sus tres amigos. Nuestro Señor no solo reside físicamente en la casa de Marta, sino que debido a que ella ha sido instruida previamente, encuentra en su alma un lugar adecuado para morar a través de la contemplación de Su presencia. Es haciendo la voluntad de Dios y recibiendo la iluminación que viene después de la fidelidad a esa Voluntad que estamos así preparados para un don similar al que simbolizó Santa Marta.



La resurrección de Lázaro de Giotto

Por desgracia, muchas personas nunca pasan de la primera etapa de la vida interior. Esto no significa que esas personas pierdan el alma, sino que, como señala Garrigou-Lagrange en su obra maestra, Life Everlasting , personas como estas verán en el Purgatorio el lugar más alto que habrían tenido en el Cielo. si hubieran estado dispuestos a cooperar con la gracia que Dios les estaba ofreciendo para seguir progresando. De hecho, sufrirán mucho al darse cuenta de ello.

Mientras que Santa Marta hizo un acto profundo de humildad al aceptar la suave reprimenda de Jesús en el Evangelio de Lucas, a menudo hacemos el acto impensable de cuestionar la sabiduría de Nuestro Señor o convencernos de que no es la voz de Dios hablando a nuestras almas después de todo cuando Su La respuesta es diferente a la que queremos escuchar. Imagínese si después de que Jesús le hubiera dicho a Marta que "sólo una cosa es necesaria", ella se hubiera dado la vuelta y se hubiera ido triste, como el hombre rico que tenía muchas posesiones.

Toda alma que se tome en serio el seguimiento de Nuestro Señor será visitada por Él para probar la pureza de sus intenciones. Es entonces cuando el alma elige por Dios o por sí misma. Es precisamente en la humildad de Marta donde encontramos su ascenso al primer escalón de la santidad, porque está claro que había una resistencia en su disposición natural a abrazar la voluntad de Dios, y necesitaba purgarla.

Como Santa Marta, debemos tener la humildad de enfrentar nuestros propios defectos y luego luchar contra ellos. Luego, Nuestro Señor iluminará nuestras almas mostrándonos el camino que Él eligió para nosotros, y luego, comenzaremos a ser uno con Él, es decir, unidos a Él. Esta unión mística es un anticipo de la felicidad eterna que tendremos en el Cielo, donde Él será "nuestra recompensa sumamente grande".

miércoles, 26 de julio de 2023

Santa Ana Madre de la Santísima Virgen María

                                     






Año Litúrgico - Dom Prospero Gueranger

LA ABUELA DE JESÚS. — Uniendo Ana a la sangre de reyes la de Pontífices, aparece más gloriosa todavía por su incomparable descendencia. Más noble que todas las que han concebido en virtud del "creced y multiplicaos'" termina en ella la ley de la generación de toda carne como llegada a su límite, como ante el vestíbulo de Dios. Es el propio Dios quien debe nacer del fruto de su descendencia, hijo, acá abajo, únicamente de la Virgen bendita y nieto al mismo tiempo de Ana y Joaquín.

Antes de haber sido favorecidos con la más alta bendición que unión humana haya podido recibir, los dos santos abuelos del Verbo encarnado conocieron el dolor que purifica al alma. Tradiciones que se remontan a los orígenes del cristianismo, aunque están mezcladas de detalles de escaso valor, nos muestran a los ilustres esposos sumidos en la prueba de una prolongada esterilidad, expuestos por causa de la misma al desdén del pueblo, a Joaquín, rechazado del templo, ocultando su tristeza en el desierto, y a Ana, solitaria, llorando su viudez y su humillación. ¡Qué sentimientos tan exquisitos los de este relato, comparables a los más hermosos que nos han legado los Sagrados Libros! "Cierto día en que se celebraba una gran solemnidad del Señor, Ana, a pesar de su profunda tristeza, despojóse de su vestido de duelo, adornó su cabeza, y se engalanó con sus vestiduras nupciales. Hacia la hora Nona descendió al jardín para pasearse en él. Como viese un laurel, sentóse a su sombra y elevó su plegaria en presencia del Señor Dios, diciéndole: ¡Dios de mis padres, bendíceme y escucha mis súplicas de la misma manera que bendijiste a Sara dándole un hijo! "Y elevando sus ojos al cielo vió sobre las ramas del laurel un nido de paj arillos. Entonces exclamó gimiendo: ¡Ay de mí, desgraciada! ¿Qué seno me ha llevado para ser de esta manera maldición de Israel? "¿Con quién me compararé? No puedo hacerlo con los pajarillos del cielo porque ellos han sido bendecidos por ti, Señor.

"¿Con quién me compararé? Tampoco puedo compararme con los animales de la tierra porque también ellos son fecundos ante ti, Señor.

"¿Con quién me compararé? No puedo compararme con las aguas porque ellas de ninguna manera son estériles, como yo, en tu presencia, Señor, pues los ríos y los océanos abundantes de peces, te alaban con su oleaje y con su curso apacible.

"¿Con quién me compararé? Ni siquiera puedo compararme a la tierra misma porque también ella produce sus frutos a su debido tiempo bendiciéndote de esta manera, ¡oh, Señor!".

NACIMIENTO DE NUESTRA SEÑORA. — "En esto, apareciéndosele un ángel del Señor la dijo: Ana, Dios ha escuchado tu oración; concebirás y darás a luz, y tu fruto será celebrado en toda la tierra habitada.

"Llegado que hubo el tiempo del alumbramiento Ana tuvo una hija y exclamó: Mi alma ha sido ensalzada en esta hora. Y púsole por nombre a la niña, María. Y cuando estaba dándole el pecho entonó este cántico al Señor.

"Cantaré las alabanzas del Señor mi Dios, porque me ha visitado, ha quitado mi oprobio dándome un fruto Santo. ¿Quién anunciará a los hijos de Rubén que Ana ha dejado de ser estéril. Escuchad, atended vosotras, las doce tribus: ¡Ana está criando!".

La fiesta de Joaquín, que la Iglesia ha colocado en el segundo día en la Octava de la Asunción de su bienaventurada hija, nos dará ocasión para acabar la delicada exposición de las pruebas y alegrías que él también compartió. Avisado sobrenaturalmente por el cielo para que abandonase el desierto, encontró a su esposa bajo la puerta Dorada que da acceso al templo por la parte de Oriente. No lejos de allí, junto a la piscina Probática, donde los corderos destinados al sacrificio lavaban sus blancos vellones antes de ser ofrecidos al Señor, se levanta en nuestros días la basílica restaurada de Santa Ana, llamada primitivamente Santa María de la Natividad. Allí, en la quietud del paraíso fué donde germinó, sobre la raiz de Jesé, aquel tallo bendito saludado por el Profeta y portador de la flor divina abierta en el seno del Padre antes que comenzasen a existir los siglos. Séforis, ciudad de Ana, y Nazaret, lugar donde vivió María, disputan, es cierto, a la ciudad santa el honor que reclaman en su favor antiguas y constantes tradiciones. Mas nuestros homenajes, ciertamente, no serán perdidos al dirigirlos en este día a la bienaventurada Ana, verdadero campo incontestable de prodigios cuyo recuerdo renueva la alegría de los cielos, el furor de Satanás y el triunfo del mundo.

ANA, SANTUARIO DE LA INMACULADA. — Aureolada con la incomparable paz que la circunda, saludemos en ella también la tierra victoriosa que eclipsa los campos de batalla más famosos. Verdadero santuario de la Inmaculada Concepción, en él fué reanudada por nuestra humillada raza la gran batalla iniciada junto al trono de Dios por las escuadras celestiales. Allí, el infernal dragón arrojado de los cielos vió aplastada su cabeza, y Miguel, sobrepujado en gloria, pone gustoso el mando de los ejércitos del Señor en manos de la que desde el principio de su existencia, se declaraba amable Soberana.

¿Qué boca humana podrá narrar el pasmo de los principados angélicos, cuando la serena complacencla de la Trinidad Santísima, pasando desde los radiantes Serafines hasta las últimas categorías de los nueve coros angélicos, inclinó su mirada de fuego a la contemplación de la santidad que súbitamente ha nacido en el seno de Ana? El Salmista había dicho de la ciudad gloriosa cuyos fundamentos se ocultan en la que antaño fué estéril: "Sus fundamentos están puestos sobre los montes santos'"; y las celestiales jerarquías que están en las cimas de las colinas eternas descubren desde allí alturas insospechadas que jamás alcanzarán, cumbres tan inmediatas a la divinidad que se apresta a asentar allí su trono. Como Moisés en presencia del zarzal en llamas sobre el Horeb, han sido presas de un santo temor al reconocer sobre el desierto de nuestro mundo despreciable la montaña de Dios, y comprender que la aflición de Israel en breve cesará. María aunque oculta por la nube que la esconde todavía, es ya desde este momento en el seno de Ana la montaña bendita cuya base, (el punto de partida de la gracia) aventaja la cumbre de los montes en donde las santidades creadas más altas hallan su consumación en la gloria y el amor.

SANTIDAD DE ANA. — ¡Oh, con cuánta razón Ana, cuyo nombre significa gracia, por espacio de nueve meses fué el lugar de las complacencias del Altísimo, el éxtasis de los espíritus purísimos y la esperanza de toda carne! Sin duda fué María, la hija y no la madre, la que con su fragante perfume atrajo los cielos poderosamente a nuestras humildes regiones. Es propio del perfume impregnar de sí, ante todo, el vaso que la contiene, y aún cuando ya no le contenga, dejar en él su aroma. Acustúmbrase, por lo demás, a que este vaso sea también preparado de antemano con un cuidado exquisito, a que se le escoja de una materia tanto más pura y noble, a que se le realce con tantos más ricos adornos cuanto más rara y exquisita sea la esencia que en él se pretende conservar. Así María, la de Betania, encerró su nardo precioso en alabastro. No creamos que el Espíritu Santo que asiste a la composición de los perfumes celestiales, pudo haber tenido de todo esto menos cuidado que los hombres.

DESTINO MATERNO DE ANA. — Ahora bien, el oficio de la bienaventurada Ana estuvo lejos de limitarse, como lo hace el vaso respecto del perfume, a contener pasivamente el tesoro del mundo. De su propia carne tomó un cuerpo aquella de quien Dios tomó carne a su vez y la alimentó con su propia leche; asimismo las primeras nociones prácticas de la vida las recibió de su boca, aún cuando estuviese inundada directamente de la luz divina. Ana tuvo en la educación de su ilustre hija la misma parte que tienen las demás madres. No solamente dirigió los primeros pasos de María al abandonar sus rodillas, sino que fué plenamente la cooperadora del Espíritu Santo en la formación de esta alma y en la preparación de sus incomparables destinos.

PATROCINIO DE ANA. — Sic fingit tabernaculum Deo, de esta manera construyó ella un tabernáculo para Dios. Fué esta la divisa que llevaban, en torno de la imagen de Ana cuando instruía a María, las insignias de la antigua corporación de ebanistas y carpinteros que, considerando la confección de los tabernáculos de nuestras iglesias en donde Dios se digna habitar como su obra más elevada, había adoptado a Santa Ana como modelo y augusta patrona. ¡Dichosos tiempos aquellos en que lo que hoy se ha dado en llamar la ingenua sencillez de nuestros padres, progresaba bastante más en el conocimiento práctico de los misterios que la estúpida infatuación de sus hijos se gloría de ignorar! Los trabajos de hilandería, tejidos, costura y bordados, los menesteres de la administración doméstica, patrimonio de la mujer fuerte, exaltada en el libro de los Proverbiospusieron con toda naturalidad también en estos tiempos a las madres de familia, amas de casa, modistas, etc..., bajo la protección directa de la santa esposa de Joaquín. Más de una vez sucedió que aquellas a quienes el cielo hacía pasar por la dolorosá prueba que, bajo el nido de pajarillos, había dictado su conmovedora oración, experimentaron la poderosa intercesión de la dichosa madre de María, recibiendo ellas también la bendición del Señor Dios que había recibido Ana.

SU CULTO EN ORIENTE. — Oriente precedió a Occidente en el culto público de la abuela del Mesías. Hacia mediado el siglo VI, Constantinopla le dedicó una iglesia. El Typicon de San Sabas pone su conmemoración litúrgica hasta tres veces al año: el 9 de Septiembre, en compañía de su Esposo San Joaquín; el 9 de Diciembre en que los griegos, que retrasan un día más que los latinos la solemnidad de la Concepción Inmaculada de Nuestra Señora, celebran esta fiesta bajo un título que recuerda más directamente la parte de Ana en el misterio; finalmente el 25 de Julio, que es llamado Dormición o muerte preciosa de Santa Ana, madre de la santísima Madre de Dios. Estas son las expresiones que debía adoptar por consiguiente el martirologio romano.

EL CULTO EN OCCIDENTE. — Si Roma, siempre más reservada, solo autorizó mucho más tarde la introducción en las iglesias latinas de una fiesta litúrgica de Santa Ana, sin embargo de eso no aguardó para obrar de esa suerte a que la piedad de los fieles la animase. Desde tiempos de San León III y por orden expresa del ilustre Pontífice, representábase la historia de Ana y de Joaquín sobre los ornamentos sagrados destinados a las más nobles basílicas de la Ciudad Eterna. La Orden Carmelitana contribuyó poderosamente, mediante su venturosa transmigración a nuestras comarcas, al desarrollo creciente de un culto exigido, por otra parte, como naturalmente por el progreso de la devoción de los pueblos a la Madre de Dios. Esta estrecha relación de los dos cultos es recordada, en efecto, en los términos de la concesión por la que, el 28 de Julio de 1378, Urbano VI daba satisfacción a los deseos de los fieles de Inglaterra y autorizaba para este reino la fiesta de la bienaventurada Ana. En el siglo precedente, la Iglesia de Apt, en Provenza, estaba en posesión de esta solemnidad: prioridad que se explica en ella por el hecho de pretender hallarse en posesión de su cuerpo, que le habrían traído los Cruzados de Tierra Santa. La Iglesia de Apt hizo más tarde donación de estas reliquias a numerosas iglesias, y notablemente, a la insigne Basílica de San Pablo Extramuros. El 1 de Mayo de 1584 Gregorio XIII ordenó la celebración de la fiesta del 26 de Julio a todo el orbe con rito doble. León XIII fué quien debía en nuestros días (1879) elevarla, junto con la de San Joaquín, a la dignidad de las solemnidades de segunda Clase. Mas ya antes, el 1622, Gregorio XV, curado por Santa Ana de una grave enfermedad, había colocado su fiesta entre las de precepto importando la abstención de trabajos serviles.

ALABANZAS A LA ABUELA.— ¡Oh Santa Ana!; más feliz tú, que la esposa de Elcana, cuyo nombre llevas, y que fué figura tuya por las mismas pruebas, cantarás desde este momento las grandezas del Señor. ¿Dónde está ahora la altiva sinagoga que te despreció? La descendencia de la estéril es hoy innumerable. Y todos nosotros, conducidos por nuestra Madre, venimos gozosos a presentarte en este día nuestras ofrendas. ¡Qué fiesta hay más enternecedora que la de la abuela, en la que, como hoy se le acercan los nietos a darle sus respetos y amor!



PLEGARIA POR LA MUJER. — ¡Oh madre, acoge benigna nuestros cantos y bendice nuestros anhelos! Sénos propicia siempre, cuando elevemos nuestras súplicas desde este valle de lágrimas. Escucha a las madres y a las esposas en sus deseos, en sus dolorosas confidencias. Mantén las tradiciones del hogar cristiano. Mas, por desgracia, ¡cuán numerosas son ya las familias por donde ha pasado el hálito devastador del siglo, destruyendo la seriedad de la vida, debilitando la fe, sembrando solo la impotencia, la frivolidad y la laxitud, si no son cosas peores, en lugar de las alegrías fecundas y auténticas de nuestros padres! Si el sabio volviese a habitar de nuevo entre nosotros sin duda exclamaría: “¡Quién hallará a la mujer fuerte!”. Sólo ella, en efecto, dado su ascendiente, puede conjurar todos estos males; más a condición de no olvidar en dónde está el secreto de su poder, a saber, en los más humildes quehaceres domésticos, realizados por ella misma, silenciosa y abnegadamente; en las prolongadas vigilias, en la previsión de cada momento, en todos esos trabajos de costura, lana, punto. Todos estos trabajos le ganan la admiración y confianza de su esposo y el ascendiente sobre los demás; le aseguran la abundancia en el hogar, la bendición del pobre socorrido por sus manos, el aprecio de los extraños, el respeto de los hijos y ella adelanta en el temor de Dios, ennoblecida, dignidad y bondad lo mismo que en fortaleza, prudencia, dulzura, gozo y confianza para el día postrero de su vida.


martes, 25 de julio de 2023

Durante la época de la Reconquista, Santiago obtuvo la liberación de los españoles del yugo de los musulmanes

 

Saint James the Moor-slayer


Santiago Apóstol también conocido como el “Matamoros”, matador de los moros. Apareció en las batallas contra los infieles moros para ayudar al  ejército cristiano español. Especialmente en el año 1492 cuando se logró la reconquista de España.



La virgen le prometió al Apóstol Santiago, la victoria sobre el paganismo, para ayudarlo en su misión de Evangelización. 

1 Corintios 16:22 Si alguien no ama al Señor, ¡que caiga sobre él la maldición de Dios! ¡Señor nuestro, ven!


«El ecumenismo actual es el enemigo de la Inmaculada
» – San Maximiliano Kolbe

San Luis de Montfort: La Virgen María liderará la Batalla Final contra el Ejército del Anticristo; formado por herejes, apóstatas, impíos, idólatras y mahometanos




El Apóstol  Santiago el Mayor es Patrono de España.
Santiago Matamoros es el nombre que se da a la representación iconográfica del apóstol Santiago el Mayor cuando se le representa tal como se le describe en las crónicas medievales, según las cuales intervino milagrosamente en favor de los cristianos contra los musulmanes durante la Batalla de Clavijo (23 de mayo del año 844).


Según la Tradición al rey Ramiro I se le aparece el Apóstol Santiago  y  le comunica que ha sido designado por Dios como Patrón de las Españas. Santiago anima a Ramiro al combate y le pide que lo invoque. Los españoles dan batalla al grito de "¡Dios ayuda a Santiago!", y los moros son vencidos, matando más de cinco mil moros en aquella jornada.

La figura de Santiago Matamoros, el rey guerrero, aparece blandiendo una espada, sobre un caballo blanco y arrollando a un grupo de moros (musulmanes) caídos por tierra.

Santiago Matamoros, en palabras de Félix Sardá y Salvany, el gran apologista catalán anti-liberal, "es la representación más perfecta y adecuada de la fe de nuestro pueblo; la fe de España es ciertamente una fe militante; esto es lo que nos ha caracterizado siempre hoy en día; esto es lo que hace incomprensible para los extranjeros la mayor parte de las páginas de nuestra historia, así como las actitudes y acontecimientos de la actual España. Hay que entender que somos y queremos ser herederos y discípulos de un apóstol armado y de Santiago luchando a sangrientas batallas a caballo: esta es la clave para descifrar el enigma de nuestro aparentemente extraño carácter nacional ".


 
En el año 1630 el rey Felipe IV, el Papa Urbano VIII decretó oficialmente que el Apóstol Santiago, El Mayor, fuera considerado solo y único Patrón de la Nación Española.
La invocación al Apóstol Santiago antes de entrar en combate con la expresión: ¡Santiago y cierra España! Desde la reconquista.
Cuenta la tradición que el Apóstol Santiago se apareció montado en un caballo blanco durante la batalla de Clavijo combatiendo junto a los cristianos contra los moros.

Cansado el rey Ramiro I de Asturias, hijo de Alfonso II "El Casto", de pagar cada año el tributo de 100 doncellas cristianas, enviándolas a Córdoba. Decidió poner fin a tal humillación  y reuniendo en toda la región un ejército con gente de la región se lanzó contra los musulmanes en Alberda (Logroño). Al no esperarse los musulmanes tal atropello se vieron obligados a esconderse en Clavijo, a 17 kilómetros de Logroño con los pocos soldados que quedaron de la primera contienda. Cuentan que se les apareció al Rey el Apóstol Santiago en sueños para anunciarle su presencia en la batalla que libraría al día siguiente.
Los cristianos vieron flojear sus fuerzas apareció un jinete desconocido sobre un caballo blanco resplandeciente y blandeando una espada de plata y lanzándose sobre las tropas moras mermándolas sorprendentemente.
El Apóstol ayudó a los cristianos españoles en diferentes contiendas contra los moros. Así en la Batalla de Coímbra, en el año 1064, se describe en el Códice Calixtino, como intervino el Apóstol Santiago a favor de las tropas de Fernando I, esta intervención hizo que a partir de esta fecha la Reconquista fuera considerada Guerra Santa.




 
Apóstol Santiago protector y Patrón de España, del Arma de Caballería y del Ejército de Tierra, te suplicamos que defiendas a España en esta nueva batalla contra la invasión musulmana, contra los gobiernos izquierdista marxistas corruptos que no quieren que Cristo reine en la Sociedad y te pedimos que derrotes a todos los enemigos internos de la cristiandad que quieren acabar con la civilización cristiana.




“Europa regresará a la fe o perecerá.”
— Hilaire Belloc, Europa y la Fe 
 
 
La Santísima Virgen le dijo a San Antonio María Claret en el siglo XIX: «En el Santo Rosario está cifrada la salvación de España.

 

sábado, 22 de julio de 2023

Plegaria a Santa María Magdalena Penitente

 


22 de julio
SANTA MARÍA MAGDALENA,
Penitente
† siglo I

Martirologio Romano: Memoria de santa María Magdalena, que, liberada por el Señor de siete demonios y convertida en su discípula, le siguió hasta el monte Calvario y mereció ser la primera que vio al Señor resucitado en la mañana de Pascua y la que se lo comunicó a los demás discípulos (s. I).

 ~ Dom Prosper Guéranger

— ¡Quién pudiera estar en presencia de Jesús y tener entrada en su amor por tu mediación, oh Magdalena! Ojalá borremos nuestras faltas y lavemos nuestras manchas como tú lo hiciste, recibiendo indulgencia plenaria de su boca y escuchando aquellas palabras: ¡Tus pecados te son perdonados! Ojalá me hiera con su amor como te hirió a ti y me diga un día estas consoladoras palabras: ¡Has amado mucho!



Sea yo, pues, amigo del retiro, alejado de los cuidados y diversiones humanas, haciendo mía la mejor parte. Sea separado yo de todo y de mí mismo más que de nadie, para pertenecerle todo a él, para imitar tu silencio, tu olvido de ti misma y tus elevaciones divinas.


Sea yo pronto en escuchar la voz de Jesús y sus inspiraciones. No se acerque a mí el espíritu del error y de la ilusión, como no osaron los espíritus malos acercarse a ti desde que te acercaste a Jesús, obligados a alejarse y a respetar la presencia, el poder, la santidad del espíritu de Jesús que residía en ti.


Participe yo de esa pureza de corazón y de alma, pureza incomparable que recibiste del Hijo de Dios cuando estabas a sus pies; pureza no humana ni angélica sino divina y salida también del hombre Dios en honor de su humanidad viviente en la pureza, en la santidad, en la divinidad del ser increado. Seamos fieles y constantes en su amor, inseparables de él, como nada ni su cruz, ni su muerte, ni el furor de sus enemigos ni el de los demonios pudieron apartarte un ápice de él; porque si pudieron separar el alma de Jesús de su precioso cuerpo no lograron separar el alma de Magdalena del cuerpo, del alma y del espíritu de Jesús; y siempre está ella a su lado ya vivo y sufriendo en la cruz, ya muerto, ya enterrado en el sepulcro. El cielo solo es quien te arrebata a Jesús y el poder del Padre Eterno quien lleva consigo y a la gloria a su Hijo; pero arrebatándotele te le devuelve secretamente, y te le devuelve para siempre jamás en la plenitud y en la claridad de la gloria.



¡Oh humilde penitencia! ¡Oh alma solitaria! Oh divina amante y amada de Jesús, haz por tus oraciones y por tu poder en su amor, que sea yo herido de este amor, que mi corazón no descanse sino en su corazón; que su espíritu no viva más que en su espíritu, y que seamos todos para él libres y cautivos a la vez, libres en su gracia y cautivos en el triunfo de su amor y de su gloria.


Amémosle, sirvámosle, adorémosle y sigámosle con todas nuestras fuerzas y que, en  él, estemos contigo y con él para siempre.


viernes, 21 de julio de 2023

Poderosa Novena a Santa Marta en una necesidad urgente

  


Santa Marta es invocada como protectora especial de cosas urgentes y difíciles, ya que ella obtuvo con sus súplicas la resurrección de Lázaro.





Oh Santa Marta milagrosa, me acojo a tu amparo y protección entregándome a ti, para que me ayudes en mi tribulación, y en prueba de mi afecto y agradecimiento, te ofrezco propagar tu devoción. Consuélame en mis penas y aflicciones, te lo suplico por la inmensa dicha que alegró tu corazón al hospedar en tu casa de Betania al Salvador del mundo; intercede por mí y por toda mi familia para que conservemos siempre en nuestros corazones a nuestro Dios viviendo en su gracia y detestando toda ofensa contra El; para que sean remediadas nuestras necesidades y en especial esta que ahora me aflige (hágase la petición). Te suplico me ayudes a vencer las dificultades con la fortaleza con que venciste, por el poder de la Cruz, al dragón que tienes rendido a tus pies. Así sea. Amén 

 Rezar tres veces el Padrenuestro. Avemaría y Gloria. 



 *Para aquellos que hacen los veintinueve de cada mes, se recomienda confesarse y comulgar cada martes, visitar el altar de la Santa y dar en su honor una limosna a los pobres.

miércoles, 19 de julio de 2023

San Vicente de Paul: Evangelista de los Pobres, conquistó almas para Cristo, combatió a los herejes y promovió la verdadera fe católica

   “El que se deja gobernar y dominar por la parte inferior y animal de su naturaleza, merece el nombre de un animal y no de un hombre.” San Vicente de Paul

19 de Julio. El Papa León XIII le declaró en 1883 Patrono de todas las obras de Caridad.
En su celo apostólico veló por la salvación de las almas. Ejercitó las obras de misericordia espirituales y corporales. 
Luchó contra el jansenismo

San Vicente sacerdote francés que ejerció de párroco en París. Fundó la Congregación de la Misión, destinada a la formación del clero y al servicio y evangelización de los pobres, y también, con la ayuda de Santa Luisa de Marillac, la congregación de Hijas de la Caridad. Murió en 1660.
La Congregación de los “Paules” se convirtió en la orden más vigorosa en Francia antes de la revolución francesa, con 6.000 miembros repartidos en 40 provincias.


La Congregación de la Misión fundada por San Vicente de Paúl, tiene como fin apostólico específico evangelizar a los pobres y promover la formación del clero.
 Por ello, el fin de la Congregación es: 
1) dedicarse a la perfección propia, tratando de practicar en la medida de sus fuerzas las virtudes que este supremo maestro nos quiso enseñar de palabra y con el ejemplo; 
2) evangelizar a los pobres, sobre todo a los del campo,
 3) ayudar a los eclesiásticos a adquirir la ciencia y las virtudes exigidas por su estado» (Reglas Comunes, I, 1)

"El Señor ha recibido la misión de llevar la Buena Nueva que libera y, en consecuencia, el misionero hace lo mismo: “Nuestra finalidad es trabajar por la salvación (de los pobres), a imitación de Nuestro Señor Jesucristo, quien es el único verdadero Redentor y que cumplió perfectamente ese nombre afable de Jesús, es decir de Salvador... Mientras vivía en la tierra, tenía todos sus pensamientos hacia la salvación de los hombres; y continúa todavía con los mismos sentimientos, porque es allí en donde encuentra la voluntad del Padre” 9.

San Vicente de Paúl tuvo la idea de fundar la comunidad de Padres Vicentinos para evangelizar a los pobres aldeanos que, por ignorancia de la fe, cometían sacrilegio.





San Vicente, Fundador: El Ministro Gondi nombró al Padre Vicente como capellán de las grandes regiones donde tenía sus haciendas. Y allí nuestro santo descubrió con horror que los campesinos ignoraban totalmente la religión. Que las pocas confesiones que hacía eran sacrílegas porque callaban casi todo. Y que no tenían quién les instruyera. Se consiguió un grupo de sacerdotes amigos, y empezó a predicar misiones por esos pueblos y veredas y el éxito fue clamoroso. Las gentes acudían por centenares y miles a escuchar los sermones y se confesaban y enmendaban su vida. De ahí le vino la idea de fundar su Comunidad de Padres Vicentinos, que se dedican a instruir y ayudar a las gentes más necesitadas. Son ahora 4,300 en 546 casas.
El santo fundaba en todas partes a donde llegaba, unos grupos de caridad para ayudar e instruir a las gentes más pobres.

 "El socialismo sin fe o el comunismo ateo no podrán nunca suplantar a la fe del catolicismo ni a las obras de la caridad. 

 “¿Qué es la santidad? Es el desprendimiento y la separación de las cosas de la tierra, y al mismo tiempo el amor a Dios y la unión con su divina voluntad.” San Vicente de Paul


" ¿Cómo buscar el reino de Dios y su justicia, si estamos atados?... ¿Cómo hacer la voluntad divina, que es una de nuestras reglas, si seguimos la nuestra en las cosas que le disgustan?"

San Vicente de Paúl

“No obrar nunca siguiendo el movimiento de nuestro propio interés o fantasía, sino acostumbrarnos a hacer la voluntad de Dios en todo, fíjense bien, en todo, y no en parte.”

San Vicente de Paúl

“Nosotros hemos de caminar siempre de virtud en virtud y trabajar cada vez mejor en nuestra perfección, sin decir nunca: ¡basta!”

San Vicente de Paúl



La caridad no puede permanecer ociosa, sino que nos mueve a la salvación y al consuelo de los demás”

Año litúrgico 

DESGRACIAS DE LA IGLESIA Y DE FRANCIA. — Vicente fué el hombre de la fe que obra por la caridad. Nacido al fin del siglo en que vivió Calvino, encontró a la Iglesia de luto porque el error había apartado de la catolicidad a varias naciones. El Turco, enemigo siempre del hombre cristiano, renovaba sus piraterías por todas las costas del Mediterráneo. Agotada Francia por cuarenta años de guerras de religión, se quedó libre del dominio de la herejía, aunque fuera de sus fronteras la favoreció, con todo su poder, un poco más tarde. En el Este y el Norte el pillaje sembraba la desolación, que había de correrse a las provincias del Oeste y del Centro debido a las luchas intestinas originadas por la anarquía. Pero era aún más lamentable en toda esta confusión el estado de las almas que la parte material. Las solas ciudades podían disfrutar de cierta libertad para orar con relativa tranquilidad. Los campesinos, olvidados, sacrificados y en trance de muerte por tantas calamidades, tenían un clero para sacarle de tanta miseria, las más de las veces abandonado también por sus jefes, en muchas partes indigno y casi tan ignorante como él.



LA FE QUE SANA MEDIANTE LA CARIDAD. — Para alejar tantos males, suscitó entonces el Espíritu Santo a Vicente con inmensa sencillez de fe, fundamento único de una caridad que el mundo, desconocedor del papel de la fe, no puede comprender. Admira el mundo y ve con sorpresa las obras llevadas a cabo durante su vida por el antiguo pastor de Blugose; pero se le escapa el secreto que alimentaba esta vida. Quisiera también él reproducir estas obras; pero para realizarlas cree que debe contar más sobre la justicia que sobre el amor. La solidaridad que predica, procede también de Dios, aunque se diga lo que se quiera, y no es más que una pálida y con frecuencia menguada imagen de la caridad. Encadena más bien que une. El socialismo sin fe o el comunismo ateo no podrán nunca suplantar a la fe del catolicismo ni a las obras de la caridad que sólo ellas satisfacen las exigencias de la humanidad doliente. Sólo la fe comprende el misterio del sufrimiento y puede sondear sus profundos secretos, cuyos abismos recorrió el Hijo de Dios y por fin ella sola puede, asociando al hombre a los pensamientos del Altísimo, unirle con su fuerza y su amor. De ahí les viene a las obras hechas con fe su poder y su duración.

AMOR A LOS POBRES. — Vicente amó a los pobres con predilección porque amaba a Dios y porque la fe le descubría en ellos al Señor. “¡Oh Dios, decía, qué hermoso es tratar a los pobres, si Ies consideramos en Dios y en el aprecio que Jesucristo tuvo de ellos! A menudo no tienen ni aspecto ni juicio de personas racionales por sus modales groseros y terrenos. Pero volved la medulla y veréis con las luces de la fe, que el Hijo de Dios, que quiso ser pobre, nos es representado por esos pobres; que casi no tuvo el aspecto de hombre en su pasión, que pasó por loco ante los Gentiles y por piedra de escándalo ante los Judíos; y a pesar de eso se da a sí mismo el nombre de Evangelista de los pobres, evangelizare pauperibus missit me.”

El título de evangelista de los pobres fué el único que Vicente ambicionó para sí, siendo el punto de partida y la explicación de todo lo que realizará en la Iglesia. Su programa consistió en asegurar el cielo a los desdichados, en trabajar por la salvación de los abandonados de este mundo comenzando por los campesinos más desamparados. Todo lo demás “era accesorio” para él. Y añadía hablando a sus hijos los Paúles. “Nunca me habría ocupado de los ordenandos ni de los seminarios eclesiásticos, si no hubiera creído que era necesario para conservar a los pueblos en buen estado y para conservar el fruto de las misiones procurarles un buen clero.” Para afianzar su obra en todos los grados puso Dios al apóstol de los humildes como director de la conciencia regia, de modo que Ana de Austria colocó en sus manos la extirpación de los abusos del clero alto y la elección de los jefes de la Iglesia de Francia. Para poner fin a los males acusados por el abandono tan funesto de los pueblos era preciso poner al frente del rebaño pastores que considerasen, como dichas a sí mismos las palabras del jefe celestial: “conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a mí”.



A LA CONQUISTA DE LAS ALMAS. — Es evidente que no podemos contar en tan pocas páginas la vida del hombre en quien estuvo como personificada la caridad más universal. Por lo demás no tuvo otro móvil que el apostolado en esas inmortales campañas, donde, desde el calabozo de Túnez, en que estuvo como esclavo, hasta las provincias devastadas, para las que procuró millones, se le vió socorrer toda clase de sufrimientos físicos y alejar lo más posible la miseria; deseó, mediante los cuidados prodigados a los cuerpos, llegar a conquistar el alma por las que Cristo quiso, también él, tener amargura y angustia.



HUMILDAD. — Vicente procuró, según su expresión, ir al lado de la Providencia, y no tuvo otro deseo que el de no adelantarse a ella. Así lo hizo durante siete años antes de aceptar los ofrecimientos del General de Gondi y fundar su instituto de los Paúles o de la Misión. Del mismo modo sometió a continuas pruebas a su fiel auxiliadora la Señorita Le Gras, cuando se creyó llamada a consagrarse al servicio espiritual de las primeras Hijas de la Caridad.

¡Gran lección dada por este hombre, cuya vida fué tan fecunda al celo febril de un siglo como el nuestro! ¡Cuantas veces, en lo que hoy se llaman obras, las pretensiones humanas amortiguan la gracia, contrariando al Espíritu Santo! Mientras que Vicente de Paúl, “pobre gusano que se arrastra por la tierra, no sabiendo a dónde va y que busca sólo esconderse en Ti, ¡oh Dios mío!, que eres todo su deseo”, ve la inercia aparente de su humildad fecundada más que la iniciativa de mil otros, sin que por decirlo así tuviera conocimiento de ello.

VALOR Y CONFIANZA. — Pero en la medida que su incomparable delicadeza, con respecto a Dios, le imponía como un deber no adelantarse más de lo que un instrumento se adelanta a la mano que le mueve; en esa misma medida, una vez recibido el impulso divino, San Vicente no podía soportar que se vacilase en seguirle o que se diese lugar en el alma a otro sentimiento que no fuese el de la más rendida confianza. Escribía con esa sencillez llena de encantos, a la cooperadora que Dios le había dado: “Te veo un poco dominada por sentimientos humanos, pensando que todo está perdido desde que me ves enfermo. ¡Oh mujer de poca fe!, ¡no tienes ya confianza y docilidad en la dirección y ejemplo de Jesucristo! Este Salvador del mundo se atenía a las disposiciones de Dios, su Padre, tocante el estado de toda la Iglesia, y tú, por un puñado de hijas, que su Providencia ha suscitado y reunido, piensas que te faltará. Ve, señorita, humíllate profundamente delante de Dios.”

LA VERDADERA FE. — ¿Habrá que extrañarse que la fe, único móvil de tal vida, inquebrantable fundamento de lo que era para el prójimo y para si mismo, fué para los ojos de Vicente de Paúl el principal tesoro? El, a quien ningún sufrimiento aún merecido, deja indiferente, se muestra sin entrañas contra la herejía, y no descansa hasta obtener el destierro de los sectarios o su castigo. Este testimonio le hallamos en la Bula de su canonización de Clemente XII, hablando de este funesto error del jansenismo, que nuestro santo fué uno de los primeros que lo desenmascaró y del que fué principal impugnador. Jamás puede hallarse una ocasión como esta, en que se verifique mejor el dicho de la Sagrada Escritura: La sencillez de los justos les guiará con seguridad y la astucia de los perversos será su perdición. La secta que más tarde demostrará inmenso desprecio hacia San Vicente, no pensó siempre de ese modo. “Estoy, declaraba en la intimidad, particularmente obligado a bendecir a Dios y a agradecerle porque permitió que los primeros y más considerados de los que profesaron esta doctrina, a quienes conocí particularmente y eran mis amigos, no hubieran podido convencerme de participar de sus sentimientos. No sé cómo expresaros los trabajos que se tomaron y las razones que me propusieron para ello; mas por mi parte les objetaba, entre otras cosas, la autoridad del Concilio de Trento, que les era contrario a ojos vistas; y viendo que continuaban inmutables, en vez de responderles, rezaba en voz baja el Credo; y mira por qué he permanecido siempre firme en la fe católica.”

Vida. — Vicente nació de padres pobres en Pouy, en las Landas, el 24 de abril de 1581. En sus primeros años guardó ganado, pero viendo su padre su precoz inteligencia, determinó enviarle a estudiar a los franciscanos de Dax. De allí partió para Tolouse a graduarse de doctor y en 1600 fué ordenado de sacerdote. Terminado su cautiverio en Túnez, se agregó en 1510 al cuerpo de capellanes de Margarita de Valois. Acusado de robo, calló, y este silencio heroic fué para él el principio de su ascensión hacia la santidad (1611). Fué párroco de Clichy durante algún tiempo y después de Chatillon en Dombes. Pero casi todo su porvenir se le creó en el servicio de la ponderosa familia de los Gondi. Evangeliza a las 8000 almas que viven en sus tierras y se da cuenta entonces de la ingente multitud de ruinas y miserias producidas por las guerras civiles o extranjeras. Predica, consuela, reconcilia con Dios, funda obras de caridad, se ocupa de los encarcelados y de los condenados a galeras, enseña a los ricos a ser caritativos y reforma el clero. La reina primero y después el rey, admirados de su vida, le ayudaron poderosamente en sus esfuerzos. En 1625 fundó el colegio de los “Niños buenos” en París, los primeros compañeros de una nueva Congregación de la Misión o de los futuros Paúles, cuyas constituciones se escribirán en 1642. En 1629 santa Luisa de Marillac le ayuda a desarrollar las “caridades”, donde piadosas damas cuidaban los pobres, enfermos y niños abandonados. Este es el principio del Instituto de “Hijas de la Caridad” o “Hermanas de San Vicente de Paúl”. Estos dos institutos se desarrollarán rápidamente y no tardarán en extenderse por toda Europa y en países de Misiones. Agotado por la fatiga, San Vicente de Paúl murió el 27 de septiembre de 1660. Fué beatificado en 1720 y canonizado en 1737 y León XIII le declaró en 1883 Patrono de todas las obras de Caridad.

ELOGIO.— ¡Qué gavilla, oh Vicente, llevas al cielo!’ ¡Qué de bendiciones te acompañan al ascender de esta tierra a la verdadera patria. Oh tú, el más sencillo de los hombres que hubo en un siglo tan celebrado por sus grandezas, sobrepasas ahora las celebridades, cuyo fulgor fascinaba a tus contemporáneos. La verdadera gloria de este siglo, la única que no perecerá de él, cuando no haya más tiempo, será el haber tenido en su primera parte santos tan grandes en fe y en amor, que fueron capaces de detener los triunfos de Satanás, y de devolver al suelo de Francia, convertido en herial por la herejía, la fecundidad de sus buenos días. Y he aquí que más de dos siglos después de tus trabajos, la mies no ha dejado de producir, por los continuos cuidados de tus hijos e hijas, ayudado de nuevos auxiliares que también te reconocen por su inspirador y padre. En ese reino de los cielos en que no se conocen ya el dolor y las lágrimas continuamente ve subir hacia ti la acción de gracias de los que sufren y lloran.

SÚPLICA POR LOS POBRES. — Muéstranos con nuevos favores la confianza que los hombres tienen en ti. Ningún nombre, en estos tiempos blasfemos, impone tanto en la Iglesia como el tuyo. Ojalá que por tu intercesión veamos la vuelta a Cristo de esas muchedumbres de obreros y campesinos, que son los primeros en sufrir las calamidades de los tiempos y a quienes falsos profetas engañan con el espejismo de un próximo paraíso en la tierra. Ojalá los desheredados de este mundo aprendan conducidos por tus hijos y tus hijas a encontrar el camino de la Iglesia, el camino que lleva al Padre de todos los consuelos, a la felicidad eterna. A los ricos, a los poderosos, a los hombres de Estado, a los soberanos, recuérdales que son responsables del destino temporal y eterno de los necesitados, con la obligación de estudiar la cuestión social a la luz de las enseñanzas evangélicas a fin de zanjar los problemas con justicia y caridad.

. . . POR LAS HERMANAS DE LA CARIDAD. — Eleva a tus hijas a la altura de las circunstancias actuales, en que se querría secularizar su caridad abnegada, renegando de su origen u ocultando su santo hábito; si la fuerza bruta del enemigo del pobre arranca de su cabecera el crucifijo, no hay ordenanzas ni leyes, ni poderes de este mundo ni del otro, que puedan expulsar a Jesucristo del alma de una Hermana de la Caridad, ni impedirla pasar de su corazón a sus labios; ni la muerte, ni el infierno, ni el fuego, ni las inundaciones dice el Cántico, podrán detenerla



Glorioso San Vicente, celestial patrono de todas las obras de caridad y padre de todos los necesitados. Que jamás olvidaste en tu vida a nadie a quien a ti haya recurrido. Mira de cuantos males nosotros somos oprimidos y ven en nuestra ayuda. Consigue del Señor, socorro a los pobres, alivio a los enfermos, consuelo a los afligidos, protección a los abandonados, caridad a los ricos, conversión a los pecadores, celo a los sacerdotes, paz a la Iglesia, tranquilidad a los pueblos y salvación para todos nosotros. Sí; que todos experimenten los efectos de vuestra piadosa intercesión; de modo que aliviados por ti en las miserias de esta vida, podamos reunirnos contigo en el cielo, en donde no habrá jamás luto, ni llanto, ni dolor, sino gozo, alegría y bienaventuranza eterna. Amén.

Indulgencia de 100 días, una vez al día. (Papa León XIII, 1885)