viernes, 29 de julio de 2022

29 de Julio: Santa Marta

 29 de julio

SANTA MARTA,
Virgen
† hacia el año 80



Patrona de las amas de casa; mayordomos; empleados domésticos; mucamas; criados; sirvientes; cocineros; dietistas; hosteleros; lavanderas; mujeres solteras; viajeros.


Marta, Marta, te afanas y turbas por muchas cosas;

sin embargo una sola es necesaria.

(Lucas 10, 41-42)


Santa Marta, hermana de María Magdalena, tuvo la dicha de recibir a menudo en su casa a Jesucristo. Después de la Ascensión, los judíos la dejaron, con su hermano Lázaro y Santa Magdalena, en una barca sin remos ni timón en el mar; pero Dios les hizo de piloto y los hizo arribar a Provenza. Santa Marta construyó un convento en el que varias jóvenes, movidas por su ejemplo, consagraron a Dios su virginidad.


MEDITACIÓN

SOBRE LA ÚNICA

COSA NECESARIA


I. Trabajas sin descanso en hacerte rico y sabio; sin embargo, no es éste el negocio importante; puedes ganar el cielo sin ser rico, sabio o estimado de los hombres. Deja esas ocupaciones, si ellas te impiden trabajar en tu salvación; da de mano las cosas del mundo para dedicarte a la sola cosa verdaderamente necesaria. Ojalá pudieses decir como Tertuliano: Me separé de la muchedumbre, no me ocupo ya sino de una sola cosa, no tengo ya sino un solo cuidado: ¡desembarazarme de todo cuidado!


II. La salvación es absolutamente necesaria para el bien de tu alma como para el de tu cuerpo. Hay que asegurar esta alma que es inmortal; hay que mortificar el cuerpo durante esta vida, para hacerle feliz durante la eternidad. Estos bienes, estos honores, estos placeres, que tú buscas con tanta avidez pasarán velozmente; pero lo que hayas hecho para tu salvación durará eternamente. Examina seriamente tu conciencia a este respecto y encontrarás motivo para humillarte y confundirte.


III. Habrás perdido todo si no trabajas seriamente en el negocio de tu salvación durante tu vida; después de la muerte ya no hay manera. No tendrás sino una vida, un cuerpo y un alma; el hombre muere solamente una vez, y para el lado en que cae el árbol, allí queda eternamente. ¿Cómo has trabajado hasta ahora en tu salvación? ¡Ah! ¡te has ocupado de bagatelas y has descuidado el único negocio de importancia! No hacemos caso de las cosas necesarias, no pensamos sino en cosas vanas y superfluas (San Juan Crisóstomo).


La caridad.

Orad por el clero.


ORACIÓN


Escuchadnos, oh Dios Salvador nuestro, a fin de que la fiesta de Santa Marta, vuestra virgen, al mismo tiempo que regocija nuestra alma la enriquezca con una tierna devoción.

Por J. C. N. S.

Fuentes:
– Santoral de Juan Esteban Grosez, S.J. – Tomo III; Patron Saints Index.


Oración a Santa Marta





Santa Marta ruega por nosotros.



martes, 26 de julio de 2022

Consideración sobre Santa Ana por el obispo Challoner, 1807

 



Consideremos primero, que lo que nos da la idea más alta de la santidad supereminente de Santa Ana, y de su bendito esposo San Joaquín, es que fueron elegidos por los decretos del cielo para ser los padres de aquella Virgen Inmaculada que había de dar a luz al Salvador del mundo, y ser la madre de Dios. ¡Oh, qué gracia no recibieron para capacitarlos para dar esta virgen esposa al Espíritu de Dios, y esta virgen madre al Hijo de Dios! ¡Qué santa, qué celestial educación no dieron a su bendita niña! ¡Cuán perfectamente cumplieron con ello aquella sentencia de su divino nieto, de que 'el árbol se conoce por su fruto!' ¡Qué reverencia, qué estima, qué cariño, qué devoción no debemos a esta bendita pareja! Todo el tiempo los hijos de Cristo siempre han amado a Su madre y la han considerado como su madre; ¡Cómo, entonces, podemos hacer otra cosa que amar también a estos dos grandes santos a quienes estamos en deuda por tal madre!




Consideremos en segundo lugar, de la lección o epístola que se lee en la fiesta de Santa Ana, (de Prov. xxxi.), las propiedades de una mujer valiente, es decir, de una mujer sabia y virtuosa, como todas perfectamente de acuerdo en esto gran santa: particularmente su perpetua atención a hacer el bien, y no el mal, todos los días de su vida; su incansable laboriosidad en adquirir las riquezas espirituales de todas las virtudes y acumular un tesoro para la eternidad; su diligencia en el ejercicio de las obras de misericordia y caridad, etc. 'Fuerza y ​​hermosura son su vestidura', dice el sabio, hablando de su interior, 'y ella reirá en el último día:' incluso en aquel día en que los necios admiradores de las vanidades mundanas estarán todos tristes y afligidos. 'Ha abierto su boca a la sabiduría, y la ley de la clemencia está en su lengua:' por ser siempre prudente en sus palabras, y caritativamente compasiva en excusar los defectos de sus prójimos. 'Ha mirado bien los caminos de su casa, y no ha comido su pan ociosamente:' por una aplicación seria para mantenerse siempre bien ocupada, y para ver que todos bajo su cargo estén ordenados. Así era Santa Ana, así deberían ser todas las ama de casas cristianas: de éstas añade el Espíritu de Dios, en la conclusión del capítulo: 'Engañosa es la gracia, y vana la hermosura:' la mujer que teme al Señor, ella será alabado. Dadle del fruto de sus manos, y alábenla en las puertas sus obras. Sí, el Señor mismo le dará la recompensa eterna del fruto de sus manos y las puertas de la Sión celestial resonarán con sus alabanzas para siempre.


Considere en tercer lugar, del evangelio de este día, ese excelente tesoro que encontró Santa Ana y lo hizo suyo, renunciando a todas las demás cosas para comprarlo para sí misma. 'El reino de los cielos', dice nuestro Señor, Mat. XIII. 44, 'es semejante a un tesoro escondido en un campo, que cuando un hombre lo encuentra, lo esconde, y de gozo va y vende todo lo que tiene, y compra ese campo'. El reino de los cielos, en este y otros pasajes del evangelio, se entiende del reino de Dios dentro de nosotros, por su gracia en el alma; ese reino por el cual vive y reina en nuestro interior, por la fe, la esperanza y el amor, y el espíritu de recogimiento y oración. Ahora bien, este reino de Dios en nuestras almas es un tesoro en verdad, de valor infinito, que nos enriquece por la posesión de Dios mismo, aquí por gracia y en el más allá en gloria. Este tesoro está escondido de los hijos del mundo, que desconocen su valor, y tienen una idea muy mezquina de la felicidad de una vida espiritual e interior; pero los hijos de Dios, cuyos ojos están abiertos a la verdad, descubren este tesoro inestimable: y no escatiman esfuerzos ni gastos para hacerlo suyo; incluso venden todo lo que tienen para comprarlo; esto es, abandonan sus humores, sus pasiones, sus afectos mundanos, sus inclinaciones sensuales, su propia voluntad y todo lo demás que se opone a tan grande felicidad; y así ellos mismos se convierten en el reino de Dios. Así comienzan a disfrutar de un cielo en la tierra.




Termina de buscar primero el reino de Dios en tu alma, sobre todas las cosas, y todas las demás te serán añadidas: también te será reembolsado, con ventaja infinita, lo que hayas dilatado en la compra de él; y todas las cosas buenas vendrán a ti junto con él.

Oración Novena a Santa Ana Para obtener un favor especial

                                     

Oh Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan y de amor por los que sufren, cargado con el peso de mis penas, me arrojo a tus pies y humildemente te suplico que tomes bajo tu especial protección el presente asunto que te encomiendo.


[Indique su petición___________ Sobre todo, misericordiosa Santa Ana, te ruego que me ayude a dominar mis malas inclinaciones y tentaciones, y evitar toda ocasión de pecado. Obtenme la gracia de no ofender nunca a Dios, de cumplir fielmente todos los deberes de mi estado de vida, y de practicar todas aquellas virtudes que son necesarias para mi salvación.]


Complácete en encomendárselo a tu hija, la Santísima Virgen María, y ponlo ante el trono de Jesús, para que Él lo lleve a feliz término. No ceses de interceder por mí hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén para mí la gracia de un día contemplar a mi Dios cara a cara, y, contigo y María y todos los Santos, alabarlo y bendecirlo por toda la eternidad. Amén.



Bondadosísima Santa Ana, madre de aquella que es nuestra vida, nuestra dulzura y nuestra esperanza, ruega a ella por nosotros y obtén mi petición.  [Tres veces.]


Bondadosísima Santa Ana, ruega por nosotros.

Amén.







Santa Ana Madre de la Santísima Virgen María

 






Año Litúrgico - Dom Prospero Gueranger

LA ABUELA DE JESÚS. — Uniendo Ana a la sangre de reyes la de Pontífices, aparece más gloriosa todavía por su incomparable descendencia. Más noble que todas las que han concebido en virtud del "creced y multiplicaos'" termina en ella la ley de la generación de toda carne como llegada a su límite, como ante el vestíbulo de Dios. Es el propio Dios quien debe nacer del fruto de su descendencia, hijo, acá abajo, únicamente de la Virgen bendita y nieto al mismo tiempo de Ana y Joaquín.

Antes de haber sido favorecidos con la más alta bendición que unión humana haya podido recibir, los dos santos abuelos del Verbo encarnado conocieron el dolor que purifica al alma. Tradiciones que se remontan a los orígenes del cristianismo, aunque están mezcladas de detalles de escaso valor, nos muestran a los ilustres esposos sumidos en la prueba de una prolongada esterilidad, expuestos por causa de la misma al desdén del pueblo, a Joaquín, rechazado del templo, ocultando su tristeza en el desierto, y a Ana, solitaria, llorando su viudez y su humillación. ¡Qué sentimientos tan exquisitos los de este relato, comparables a los más hermosos que nos han legado los Sagrados Libros! "Cierto día en que se celebraba una gran solemnidad del Señor, Ana, a pesar de su profunda tristeza, despojóse de su vestido de duelo, adornó su cabeza, y se engalanó con sus vestiduras nupciales. Hacia la hora Nona descendió al jardín para pasearse en él. Como viese un laurel, sentóse a su sombra y elevó su plegaria en presencia del Señor Dios, diciéndole: ¡Dios de mis padres, bendíceme y escucha mis súplicas de la misma manera que bendijiste a Sara dándole un hijo! "Y elevando sus ojos al cielo vió sobre las ramas del laurel un nido de paj arillos. Entonces exclamó gimiendo: ¡Ay de mí, desgraciada! ¿Qué seno me ha llevado para ser de esta manera maldición de Israel? "¿Con quién me compararé? No puedo hacerlo con los pajarillos del cielo porque ellos han sido bendecidos por ti, Señor.

"¿Con quién me compararé? Tampoco puedo compararme con los animales de la tierra porque también ellos son fecundos ante ti, Señor.

"¿Con quién me compararé? No puedo compararme con las aguas porque ellas de ninguna manera son estériles, como yo, en tu presencia, Señor, pues los ríos y los océanos abundantes de peces, te alaban con su oleaje y con su curso apacible.

"¿Con quién me compararé? Ni siquiera puedo compararme a la tierra misma porque también ella produce sus frutos a su debido tiempo bendiciéndote de esta manera, ¡oh, Señor!".

NACIMIENTO DE NUESTRA SEÑORA. — "En esto, apareciéndosele un ángel del Señor la dijo: Ana, Dios ha escuchado tu oración; concebirás y darás a luz, y tu fruto será celebrado en toda la tierra habitada.

"Llegado que hubo el tiempo del alumbramiento Ana tuvo una hija y exclamó: Mi alma ha sido ensalzada en esta hora. Y púsole por nombre a la niña, María. Y cuando estaba dándole el pecho entonó este cántico al Señor.

"Cantaré las alabanzas del Señor mi Dios, porque me ha visitado, ha quitado mi oprobio dándome un fruto Santo. ¿Quién anunciará a los hijos de Rubén que Ana ha dejado de ser estéril. Escuchad, atended vosotras, las doce tribus: ¡Ana está criando!".

La fiesta de Joaquín, que la Iglesia ha colocado en el segundo día en la Octava de la Asunción de su bienaventurada hija, nos dará ocasión para acabar la delicada exposición de las pruebas y alegrías que él también compartió. Avisado sobrenaturalmente por el cielo para que abandonase el desierto, encontró a su esposa bajo la puerta Dorada que da acceso al templo por la parte de Oriente. No lejos de allí, junto a la piscina Probática, donde los corderos destinados al sacrificio lavaban sus blancos vellones antes de ser ofrecidos al Señor, se levanta en nuestros días la basílica restaurada de Santa Ana, llamada primitivamente Santa María de la Natividad. Allí, en la quietud del paraíso fué donde germinó, sobre la raiz de Jesé, aquel tallo bendito saludado por el Profeta y portador de la flor divina abierta en el seno del Padre antes que comenzasen a existir los siglos. Séforis, ciudad de Ana, y Nazaret, lugar donde vivió María, disputan, es cierto, a la ciudad santa el honor que reclaman en su favor antiguas y constantes tradiciones. Mas nuestros homenajes, ciertamente, no serán perdidos al dirigirlos en este día a la bienaventurada Ana, verdadero campo incontestable de prodigios cuyo recuerdo renueva la alegría de los cielos, el furor de Satanás y el triunfo del mundo.

ANA, SANTUARIO DE LA INMACULADA. — Aureolada con la incomparable paz que la circunda, saludemos en ella también la tierra victoriosa que eclipsa los campos de batalla más famosos. Verdadero santuario de la Inmaculada Concepción, en él fué reanudada por nuestra humillada raza la gran batalla iniciada junto al trono de Dios por las escuadras celestiales. Allí, el infernal dragón arrojado de los cielos vió aplastada su cabeza, y Miguel, sobrepujado en gloria, pone gustoso el mando de los ejércitos del Señor en manos de la que desde el principio de su existencia, se declaraba amable Soberana.

¿Qué boca humana podrá narrar el pasmo de los principados angélicos, cuando la serena complacencla de la Trinidad Santísima, pasando desde los radiantes Serafines hasta las últimas categorías de los nueve coros angélicos, inclinó su mirada de fuego a la contemplación de la santidad que súbitamente ha nacido en el seno de Ana? El Salmista había dicho de la ciudad gloriosa cuyos fundamentos se ocultan en la que antaño fué estéril: "Sus fundamentos están puestos sobre los montes santos'"; y las celestiales jerarquías que están en las cimas de las colinas eternas descubren desde allí alturas insospechadas que jamás alcanzarán, cumbres tan inmediatas a la divinidad que se apresta a asentar allí su trono. Como Moisés en presencia del zarzal en llamas sobre el Horeb, han sido presas de un santo temor al reconocer sobre el desierto de nuestro mundo despreciable la montaña de Dios, y comprender que la aflición de Israel en breve cesará. María aunque oculta por la nube que la esconde todavía, es ya desde este momento en el seno de Ana la montaña bendita cuya base, (el punto de partida de la gracia) aventaja la cumbre de los montes en donde las santidades creadas más altas hallan su consumación en la gloria y el amor.

SANTIDAD DE ANA. — ¡Oh, con cuánta razón Ana, cuyo nombre significa gracia, por espacio de nueve meses fué el lugar de las complacencias del Altísimo, el éxtasis de los espíritus purísimos y la esperanza de toda carne! Sin duda fué María, la hija y no la madre, la que con su fragante perfume atrajo los cielos poderosamente a nuestras humildes regiones. Es propio del perfume impregnar de sí, ante todo, el vaso que la contiene, y aún cuando ya no le contenga, dejar en él su aroma. Acustúmbrase, por lo demás, a que este vaso sea también preparado de antemano con un cuidado exquisito, a que se le escoja de una materia tanto más pura y noble, a que se le realce con tantos más ricos adornos cuanto más rara y exquisita sea la esencia que en él se pretende conservar. Así María, la de Betania, encerró su nardo precioso en alabastro. No creamos que el Espíritu Santo que asiste a la composición de los perfumes celestiales, pudo haber tenido de todo esto menos cuidado que los hombres.

DESTINO MATERNO DE ANA. — Ahora bien, el oficio de la bienaventurada Ana estuvo lejos de limitarse, como lo hace el vaso respecto del perfume, a contener pasivamente el tesoro del mundo. De su propia carne tomó un cuerpo aquella de quien Dios tomó carne a su vez y la alimentó con su propia leche; asimismo las primeras nociones prácticas de la vida las recibió de su boca, aún cuando estuviese inundada directamente de la luz divina. Ana tuvo en la educación de su ilustre hija la misma parte que tienen las demás madres. No solamente dirigió los primeros pasos de María al abandonar sus rodillas, sino que fué plenamente la cooperadora del Espíritu Santo en la formación de esta alma y en la preparación de sus incomparables destinos.

PATROCINIO DE ANA. — Sic fingit tabernaculum Deo, de esta manera construyó ella un tabernáculo para Dios. Fué esta la divisa que llevaban, en torno de la imagen de Ana cuando instruía a María, las insignias de la antigua corporación de ebanistas y carpinteros que, considerando la confección de los tabernáculos de nuestras iglesias en donde Dios se digna habitar como su obra más elevada, había adoptado a Santa Ana como modelo y augusta patrona. ¡Dichosos tiempos aquellos en que lo que hoy se ha dado en llamar la ingenua sencillez de nuestros padres, progresaba bastante más en el conocimiento práctico de los misterios que la estúpida infatuación de sus hijos se gloría de ignorar! Los trabajos de hilandería, tejidos, costura y bordados, los menesteres de la administración doméstica, patrimonio de la mujer fuerte, exaltada en el libro de los Proverbiospusieron con toda naturalidad también en estos tiempos a las madres de familia, amas de casa, modistas, etc..., bajo la protección directa de la santa esposa de Joaquín. Más de una vez sucedió que aquellas a quienes el cielo hacía pasar por la dolorosá prueba que, bajo el nido de pajarillos, había dictado su conmovedora oración, experimentaron la poderosa intercesión de la dichosa madre de María, recibiendo ellas también la bendición del Señor Dios que había recibido Ana.

SU CULTO EN ORIENTE. — Oriente precedió a Occidente en el culto público de la abuela del Mesías. Hacia mediado el siglo VI, Constantinopla le dedicó una iglesia. El Typicon de San Sabas pone su conmemoración litúrgica hasta tres veces al año: el 9 de Septiembre, en compañía de su Esposo San Joaquín; el 9 de Diciembre en que los griegos, que retrasan un día más que los latinos la solemnidad de la Concepción Inmaculada de Nuestra Señora, celebran esta fiesta bajo un título que recuerda más directamente la parte de Ana en el misterio; finalmente el 25 de Julio, que es llamado Dormición o muerte preciosa de Santa Ana, madre de la santísima Madre de Dios. Estas son las expresiones que debía adoptar por consiguiente el martirologio romano.

EL CULTO EN OCCIDENTE. — Si Roma, siempre más reservada, solo autorizó mucho más tarde la introducción en las iglesias latinas de una fiesta litúrgica de Santa Ana, sin embargo de eso no aguardó para obrar de esa suerte a que la piedad de los fieles la animase. Desde tiempos de San León III y por orden expresa del ilustre Pontífice, representábase la historia de Ana y de Joaquín sobre los ornamentos sagrados destinados a las más nobles basílicas de la Ciudad Eterna. La Orden Carmelitana contribuyó poderosamente, mediante su venturosa transmigración a nuestras comarcas, al desarrollo creciente de un culto exigido, por otra parte, como naturalmente por el progreso de la devoción de los pueblos a la Madre de Dios. Esta estrecha relación de los dos cultos es recordada, en efecto, en los términos de la concesión por la que, el 28 de Julio de 1378, Urbano VI daba satisfacción a los deseos de los fieles de Inglaterra y autorizaba para este reino la fiesta de la bienaventurada Ana. En el siglo precedente, la Iglesia de Apt, en Provenza, estaba en posesión de esta solemnidad: prioridad que se explica en ella por el hecho de pretender hallarse en posesión de su cuerpo, que le habrían traído los Cruzados de Tierra Santa. La Iglesia de Apt hizo más tarde donación de estas reliquias a numerosas iglesias, y notablemente, a la insigne Basílica de San Pablo Extramuros. El 1 de Mayo de 1584 Gregorio XIII ordenó la celebración de la fiesta del 26 de Julio a todo el orbe con rito doble. León XIII fué quien debía en nuestros días (1879) elevarla, junto con la de San Joaquín, a la dignidad de las solemnidades de segunda Clase. Mas ya antes, el 1622, Gregorio XV, curado por Santa Ana de una grave enfermedad, había colocado su fiesta entre las de precepto importando la abstención de trabajos serviles.

ALABANZAS A LA ABUELA.— ¡Oh Santa Ana!; más feliz tú, que la esposa de Elcana, cuyo nombre llevas, y que fué figura tuya por las mismas pruebas, cantarás desde este momento las grandezas del Señor. ¿Dónde está ahora la altiva sinagoga que te despreció? La descendencia de la estéril es hoy innumerable. Y todos nosotros, conducidos por nuestra Madre, venimos gozosos a presentarte en este día nuestras ofrendas. ¡Qué fiesta hay más enternecedora que la de la abuela, en la que, como hoy se le acercan los nietos a darle sus respetos y amor!

PLEGARIA POR LA MUJER— ¡Oh madre, acoge benigna nuestros cantos y bendice nuestros anhelos! Sénos propicia siempre, cuando elevemos nuestras súplicas desde este valle de lágrimas. Escucha a las madres y a las esposas en sus deseos, en sus dolorosas confidencias. Mantén las tradiciones del hogar cristiano. Mas, por desgracia, ¡cuán numerosas son ya las familias por donde ha pasado el hálito devastador del siglo, destruyendo la seriedad de la vida, debilitando la fe, sembrando solo la impotencia, la frivolidad y la laxitud, si no son cosas peores, en lugar de las alegrías fecundas y auténticas de nuestros padres! Si el sabio volviese a habitar de nuevo entre nosotros sin duda exclamaría: “¡Quién hallará a la mujer fuerte!”. Sólo ella, en efecto, dado su ascendiente, puede conjurar todos estos males; más a condición de no olvidar en dónde está el secreto de su poder, a saber, en los más humildes quehaceres domésticos, realizados por ella misma, silenciosa y abnegadamente; en las prolongadas vigilias, en la previsión de cada momento, en todos esos trabajos de costura, lana, punto. Todos estos trabajos le ganan la admiración y confianza de su esposo y el ascendiente sobre los demás; le aseguran la abundancia en el hogar, la bendición del pobre socorrido por sus manos, el aprecio de los extraños, el respeto de los hijos y ella adelanta en el temor de Dios, ennoblecida, dignidad y bondad lo mismo que en fortaleza, prudencia, dulzura, gozo y confianza para el día postrero de su vida.


lunes, 25 de julio de 2022

Oración al Glorioso Apóstol Santiago

 



(Se puede usar como Novena por Nueve Días Consecutivos).


Oh glorioso Apóstol, Santiago, que por tu corazón ferviente y generoso fuiste elegido por Jesús para ser testigo de su gloria en el monte Tabor, y de su agonía en Getsemaní; tú, cuyo mismo nombre es símbolo de guerra y de victoria: obtén para nosotros fuerza y consuelo en la guerra sin fin de esta vida, para que, habiendo seguido constante y generosamente a Jesús, seamos vencedores en la contienda y merezcamos recibir la corona del vencedor en el cielo. Amén.



(Padre Nuestro, Ave María, Gloria).


(Indulgencia de 300 días)

viernes, 22 de julio de 2022

Santa María Magdalena puede obtenerle el don del verdadero arrepentimiento a los que la invocan


Todo el que permanece en El no peca; y todo el que peca no le ha visto ni le ha conocido. 1 Juan 3:6
22 de julio
SANTA MARÍA MAGDALENA,
Penitente
† siglo I

Esta María es aquella misma que derramó sobre el Señor el perfume, y le limpió los pies con sus cabellos; de la cual era hermano el Lázaro que estaba enfermo.
Juan 11:2
Santa Gertrudis relata que Santa María Magdalena le dijo a Santa Matilde: “Cualquiera que dé gracias a Dios por todas las lágrimas que derramé sobre los pies de Jesús, nuestro Dios Misericordiosísimo le otorgará, a través de mi intercesión, la remisión de todos sus pecados antes de su muerte, y un gran aumento del amor a Dios”.

Santa María Magdalena puede obtenerle el don del arrepentimiento verdadero a los que la invocan


Revelaciones de Santa Matilde de Hackeborn

El Libro de la Gracia Especial
Primera Parte Capítulo  XXV
Blog de  Efraín Hurtado



En otro día, en la fiesta de esta misma santa, la misma está de pie en presencia del Señor; su corazón abrasado irradiaba como un sol cuya luz se difundía sobre todos sus miembros. Ella comprendió que este fuego había sido divinamente encendido en el corazón de María Magdalena cuando el Señor le dijo sus primeras palabras: tus pecados te son perdonados. Y este fuego tomó en ella tanta fuerza que, desde entonces, todas sus acciones y sus pensamientos se cambiaron en fuego. De este hecho, ésta concluye que todo alma abrasada de amor aumenta en ella misma el incendio del amor, por sus pensamientos, sus palabras, sus acciones, sus sufrimientos, que todo se cambia en fuego como la leña echada en la hoguera. Y si ella echa al fuego otros materiales combustibles, los pecados veniales por ejemplo, el fuego los consume y los reduce a la nada. Entonces esta alma se hace toda de fuego, por lo que cuando deja su cuerpo, los espíritus malignos no pueden acercarse a ella. Pero a aquellos que no abrasa este fuego de divino amor no ven en absoluto sus actos consumirse así; y, además, el mal que cometen les pesa como un fardo a la hora de la muerte.





Le pareció también que de los pies del Señor crecieron dos árboles verdosos, cubiertos de bellas frutas, que significaban las frutos de penitencia que santa María Magdalena recoge y da graciosamente a todos los que vienen hacia ella. Esta imagen le hizo saber cómo santa María Magdalena obtuvo, a los pies del Señor, el privilegio de otorgar a todos los que la invocan el don de una verdadera penitencia. La santa le dice: "Quien quiera dar gracias a Dios por las lágrimas que derramé a los pies de Cristo, por la buena acción que hice lavándolos con mis manos y secándolos con mis cabellos; quien quiera dar gracias por el amor del que entonces abrasó mi corazón, a tal punto que yo no podía amar nada más fuera de él, si este pide al mismo tiempo las lágrimas de una penitencia sincera y la infusión del divino amor, el Señor bondadosísimo lo hará en verdadero derecho a su demanda, por mis méritos. Quiero decir que Dios perdonará a esta persona, antes de su muerte, todos los pecados que cometió y le hará avanzar más en su amor. "  



1.Maison Alfred Mame et fils (1921) "Le Livre de la Gratia Espéciale Révélationes de Sainte Mechtilde" (nouvelle édition, revue et corrigée. Tours et Paris 

Santo Tomás de Aquino nos enseña: 

 

“Quien no se arrepiente de verdad, no ama de veras; es evidente que cuanto más queremos a una persona, tanto más nos duele haberla ofendido. Es, pues, este uno más de los efectos del amor.”  (Sobre la caridad, 1. c., 205).  

 

 

Plegaria a Santa María Magdalena Penitente



22 de julio
SANTA MARÍA MAGDALENA,
Penitente
† siglo I

 ~ Dom Prosper Guéranger

— ¡Quién pudiera estar en presencia de Jesús y tener entrada en su amor por tu mediación, oh Magdalena! Ojalá borremos nuestras faltas y lavemos nuestras manchas como tú lo hiciste, recibiendo indulgencia plenaria de su boca y escuchando aquellas palabras: ¡Tus pecados te son perdonados! Ojalá me hiera con su amor como te hirió a ti y me diga un día estas consoladoras palabras: ¡Has amado mucho!



Sea yo, pues, amigo del retiro, alejado de los cuidados y diversiones humanas, haciendo mía la mejor parte. Sea separado yo de todo y de mí mismo más que de nadie, para pertenecerle todo a él, para imitar tu silencio, tu olvido de ti misma y tus elevaciones divinas.


Sea yo pronto en escuchar la voz de Jesús y sus inspiraciones. No se acerque a mí el espíritu del error y de la ilusión, como no osaron los espíritus malos acercarse a ti desde que te acercaste a Jesús, obligados a alejarse y a respetar la presencia, el poder, la santidad del espíritu de Jesús que residía en ti.


Participe yo de esa pureza de corazón y de alma, pureza incomparable que recibiste del Hijo de Dios cuando estabas a sus pies; pureza no humana ni angélica sino divina y salida también del hombre Dios en honor de su humanidad viviente en la pureza, en la santidad, en la divinidad del ser increado. Seamos fieles y constantes en su amor, inseparables de él, como nada ni su cruz, ni su muerte, ni el furor de sus enemigos ni el de los demonios pudieron apartarte un ápice de él; porque si pudieron separar el alma de Jesús de su precioso cuerpo no lograron separar el alma de Magdalena del cuerpo, del alma y del espíritu de Jesús; y siempre está ella a su lado ya vivo y sufriendo en la cruz, ya muerto, ya enterrado en el sepulcro. El cielo solo es quien te arrebata a Jesús y el poder del Padre Eterno quien lleva consigo y a la gloria a su Hijo; pero arrebatándotele te le devuelve secretamente, y te le devuelve para siempre jamás en la plenitud y en la claridad de la gloria.



¡Oh humilde penitencia! ¡Oh alma solitaria! Oh divina amante y amada de Jesús, haz por tus oraciones y por tu poder en su amor, que sea yo herido de este amor, que mi corazón no descanse sino en su corazón; que su espíritu no viva más que en su espíritu, y que seamos todos para él libres y cautivos a la vez, libres en su gracia y cautivos en el triunfo de su amor y de su gloria.


Amémosle, sirvámosle, adorémosle y sigámosle con todas nuestras fuerzas y que, en  él, estemos contigo y con él para siempre.


miércoles, 20 de julio de 2022

Poderosa Novena a Santa Marta en una necesidad urgente

 


Santa Marta es invocada como protectora especial de cosas urgentes y difíciles, ya que ella obtuvo con sus súplicas la resurrección de Lázaro.





Oh Santa Marta milagrosa, me acojo a tu amparo y protección entregándome a ti, para que me ayudes en mi tribulación, y en prueba de mi afecto y agradecimiento, te ofrezco propagar tu devoción. Consuélame en mis penas y aflicciones, te lo suplico por la inmensa dicha que alegró tu corazón al hospedar en tu casa de Betania al Salvador del mundo; intercede por mí y por toda mi familia para que conservemos siempre en nuestros corazones a nuestro Dios viviendo en su gracia y detestando toda ofensa contra El; para que sean remediadas nuestras necesidades y en especial esta que ahora me aflige (hágase la petición). Te suplico me ayudes a vencer las dificultades con la fortaleza con que venciste, por el poder de la Cruz, al dragón que tienes rendido a tus pies. Así sea. Amén 

 Rezar tres veces el Padrenuestro. Avemaría y Gloria. 



 *Para aquellos que hacen los veintinueve de cada mes, se recomienda confesarse y comulgar cada martes, visitar el altar de la Santa y dar en su honor una limosna a los pobres.

lunes, 18 de julio de 2022

Novena en Honor a Santa Ana

 



Primer Día


OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS


Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan y de amor por los que sufren, cargados con el peso de mis angustias me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.


(Aquí pide el favor que deseas obtener.)


Dígnate  recomendarlo a tu hija, la Santísima Virgen María y colocarlo ante el trono de Jesucristo, para que Él pueda felizmente resolverlo. No ceses de interceder por mí hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén para mí la gracia de un día poder contemplar a mi Dios cara a cara,  contigo, con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén


Ora un Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre 




PRIMER DÍA


Gloriosa Santa Ana, graba indeleblemente en mi corazón y en mi mente las palabras que han reformado y santificado tantos pecadores: "¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?" Que este sea el fruto principal de estos ejercicios piadosos con los que me esforzaré por honrarte durante esta Novena. Inclinado ante tus pies renuevo mi resolución de invocarte diariamente, no solo para el éxito de mis asuntos temporales y para ser preservado de la enfermedad y el sufrimiento, sino sobre todo para ser preservado de todo pecado; para que pueda obtener la victoria sobre mis inclinaciones depravadas, y que pueda lograr mi salvación eterna. Oh mi poderosa Protectora, no dejes que pierda mi alma, sino obtén para mi la gracia de conquistar mi camino al Cielo, para ahí contigo, tu bienaventurado esposo y tu gloriosa hija,  cantar las alabanzas a la Santísima y adorable Trinidad, por siempre y para siempre. Amén


Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre


PRÁCTICA: Honra a la Buena Santa Ana todos los días de tu vida, con una oración o breve jaculatoria.


Medita por un momento y reza la oración final, abajo.



ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA


Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; tu gracia sea conmigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, oh Virgen María de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; que es Dios, que vive y reina  en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén 





Segundo Día 


OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS


Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan y de amor por los que sufren, cargados con el peso de mis angustias me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.


(Aquí pide el favor que deseas obtener.) 


Dígnate  recomendarlo a tu hija, la Santísima Virgen María y colocarlo ante el trono de Jesucristo, para que Él pueda felizmente resolverlo. No ceses de interceder por mí hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén para mí la gracia de un día poder contemplar a mi Dios cara a cara,  contigo, con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén


Ora un Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre 




SEGUNDO DÍA


Gloriosa Santa Ana, ¿cómo no rebosar de ternura por los pobres pecadores como yo, si eres abuela de quien derramó la sangre por ellos y madre de quien los santos llaman abogada de los pecadores? A ti, por lo tanto, dirijo mis oraciones con confianza. Dígnate  encomendarme a Jesús y a María, para que, a petición tuya, me conceda la remisión de mis pecados, el don de la perseverancia, el amor de Dios, la caridad para los seres humanos y esta gracia especial que tanto necesito: [Aquí menciona tus intenciones]


¡Oh, mi poderosa protectora! No permitas que pierda mi alma, sino obtén para mí por los méritos de Jesucristo y la intercesión de la Santísima Virgen María que tenga la dicha de verlos, de amarlos y alabarlos contigo por toda la eternidad. Amén.


Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre




PRÁCTICA: Cuando reces a Santa Ana, no dejes de pedirle el amor de Jesús y María. Es la oración más beneficiosa que puedes ofrecer y siempre será concedida.


Medita por un momento y reza la oración final, abajo.



ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA

Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; tu gracia sea conmigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, oh Virgen María de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; que es Dios, que vive y reina  en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén 



Tercer Día 


OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS


Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan y de amor por los que sufren, cargados con el peso de mis angustias me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.


(Aquí pide el favor que deseas obtener.) 


Dígnate  recomendarlo a tu hija, la Santísima Virgen María y colocarlo ante el trono de Jesucristo, para que Él pueda felizmente resolverlo. No ceses de interceder por mí hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén para mí la gracia de un día poder contemplar a mi Dios cara a cara,  contigo, con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén


Ora un Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre 


TERCER DÍA


Amados de Jesús, María y José, Madre de la Reina del Cielo, tomadnos a nosotros y todos los que nos son queridos, bajo tu especial cuidado. Obtén para nosotros las virtudes que has infundido en el corazón de ella, que estaba destinada a ser la Madre de Dios, y las gracias con las que ha sido dotada. ¡Modelo sublime de feminidad cristiana! Ora para que podamos imitar tu ejemplo en nuestros hogares y familias, escucha nuestras súplicas, y obtén nuestras peticiones, Guardiana de la infancia y niñez de la Santísima Virgen María; obtén las gracias necesarias para todos los que entran en el estado matrimonial, que imitando tus virtudes santifiquen sus hogares y conduzcan a la gloria eterna a las almas que les han sido confiadas. Amén


Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre


PRÁCTICA: Pide a Dios, por intercesión de Santa Ana y de San Joaquín, las virtudes propias de tu estado de vida y la gracia de cumplir dignamente todas sus obligaciones.


Medita por un momento y reza la oración final, abajo.



ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA


Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; tu gracia sea conmigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, oh Virgen María de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; que es Dios, que vive y reina  en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén 




Cuarto Día 


OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS


Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan y de amor por los que sufren, cargados con el peso de mis angustias me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.


(Aquí pide el favor que deseas obtener.) 


Dígnate  recomendarlo a tu hija, la Santísima Virgen María y colocarlo ante el trono de Jesucristo, para que Él pueda felizmente resolverlo. No ceses de interceder por mí hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén para mí la gracia de un día poder contemplar a mi Dios cara a cara,  contigo, con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén




Ora un Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre 


CUARTO DÍA


Santa Gloriosa, me arrodillo en confianza a tus pies porque también has probado la amargura y el dolor de la vida. Mis necesidades, la causa de mis lágrimas, son las siguientes: [Aquí menciona tu intención]. Buena Santa Ana, tú que sufriste mucho durante los veinte años que precedieron a tu gloriosa maternidad, te suplico, por todos tus sufrimientos y humillaciones, me concedas mi petición. Te ruego que por el amor a tu glorioso esposo, por el amor a tu inmaculada hija, por la alegría que sentiste en el momento de su feliz nacimiento, no me rechaces. Bendecidme, bendice a mi familia y a todos los que me son queridos, para que algún día todos podamos estar contigo en la gloria del cielo por toda la eternidad. Amén


Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre


PRÁCTICA: La paciencia bajo el sufrimiento es el camino más corto hacia el cielo, y un gran signo de predestinación. Cuando las cruces te alcancen, pídele a Santa Ana que te dé paciencia y resignación para soportarlas.


Medita por un momento y reza la oración final, abajo.



ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA


Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; tu gracia sea conmigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, oh Virgen María de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; que es Dios, que vive y reina  en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén 




Quinto Día 


OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS


Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan y de amor por los que sufren, cargados con el peso de mis angustias me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.


(Aquí pide el favor que deseas obtener.) 



Dígnate  recomendarlo a tu hija, la Santísima Virgen María y colocarlo ante el trono de Jesucristo, para que Él pueda felizmente resolverlo. No ceses de interceder por mí hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén para mí la gracia de un día poder contemplar a mi Dios cara a cara,  contigo, con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén



Ora un Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre 



QUINTO DÍA


Gran santa, qué tan lejos estoy de parecerme a ti, tan fácilmente doy paso a la impaciencia y al desánimo; Y tan fácilmente dejo de orar  cuando Dios no me concede inmediatamente mi petición. Por eso estoy tan angustiado y tan necesitado de virtud. La oración es la llave de todos los tesoros celestiales y no puedo orar, porque mi débil fe y mi lánguida confianza me fallan al menor retraso de la misericordia divina. Oh mi poderosa Protectora, ven en mi ayuda, para que mi confianza y fervor, apoyados en las promesas de Jesucristo, se redoblen a medida que se prolonga la prueba a la que Dios en su bondad me somete, para que así pueda obtener, como tú , más de lo que me atrevo a pedir. En el futuro, recordaré que estoy hecho para el cielo y no para la tierra, para la eternidad y no para el tiempo; que, por consiguiente, debo pedir, sobre todo, la salvación de mi alma que está asegurada a todos los que oran debidamente y que perseveran en la oración. Amén


Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre


PRÁCTICA: Una de las gracias más grandes que puedes pedir a Dios a través de la intercesión de Santa Ana, es la confianza inquebrantable en la promesa hecha por Jesús a los que oran.


Medita por un momento y reza la oración final, abajo.



ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA


Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; tu gracia sea conmigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, oh Virgen María de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; que es Dios, que vive y reina  en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén 




Sexto Día 


OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS

Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan y de amor por los que sufren, cargados con el peso de mis angustias me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.


(Aquí pide el favor que deseas obtener.) 


Dígnate  recomendarlo a tu hija, la Santísima Virgen María y colocarlo ante el trono de Jesucristo, para que Él pueda felizmente resolverlo. No ceses de interceder por mí hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén para mí la gracia de un día poder contemplar a mi Dios cara a cara,  contigo, con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén


Ora un Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre 


SEXTO DÍA


Gloriosa Santa Ana, madre de la augusta Madre de Dios, te ruego que obtengas, por tu intercesión, el perdón de mis pecados y la ayuda que necesito en mis problemas. ¿Qué no puedo esperar si te dignas tomarme bajo tu protección? El Altísimo se ha complacido en conceder las oraciones de los pecadores siempre que has sido lo suficientemente caritativa como para ser su  abogada. Humildemente postrado a tus pies, te ruego que me ayudes en todos los peligros espirituales y temporales; para guiarme en el verdadero camino de la perfección Cristiana y, finalmente, para obtener la gracia de concluir mi vida con la muerte de los justos, para que pueda contemplar cara a cara a tu amado Jesús ya tu hija María en tu amorosa compañía por toda la eternidad. Amén


Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre


PRÁCTICA: Invoca la ayuda de Santa Ana siempre que Dios te pida que hagas un doloroso y difícil sacrificio; ella lo hará más fácil para ti.


Medita por un momento y reza la oración final, abajo.


ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA


Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; tu gracia sea conmigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, oh Virgen María de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; que es Dios, que vive y reina  en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén 




Séptimo Día 

OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS


Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan y de amor por los que sufren, cargados con el peso de mis angustias me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.


(Aquí pide el favor que deseas obtener.) 


Dígnate  recomendarlo a tu hija, la Santísima Virgen María y colocarlo ante el trono de Jesucristo, para que Él pueda felizmente resolverlo. No ceses de interceder por mí hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén para mí la gracia de un día poder contemplar a mi Dios cara a cara,  contigo, con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén



Ora un Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre 


SÉPTIMO DÍA


Buena Santa Ana, tan justamente llamada madre de los enfermos y la cura de los que padecen enfermedades, mira con bondad a los enfermos por los que pido; alíviale sus sufrimientos; Haz que santifiquen sus sufrimientos con paciencia y completa sumisión a la voluntad divina; por último, dignos en obtener la salud para ellos y con ella, la firme resolución de honrar a Jesús, a María y a ti misma por el fiel cumplimiento de los deberes. Pero, misericordiosa Santa Ana, te pido sobre todo la salvación del alma, más que la salud corporal, pues estoy convencido de que esta vida efímera se nos da sólo  para asegurarnos una vida mejor. Ahora bien, no podemos obtener esa vida mejor sin la ayuda de las gracias de Dios; por lo tanto les suplico fervientemente por los enfermos y por mí, por los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, por la intercesión de Su Madre Inmaculada y por tu eficaz y poderosa  mediación, Oh gloriosa Santa Ana. Amén



Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre


PRÁCTICA: Una manera segura de hacerse queridos a Santa Ana es ser caritativo a sus hermanos, todos los cuales son sus hijos. Aplíquense a aliviar sus necesidades corporales; sed celosos de su salvación; nunca deje pasar un día sin orar por la conversión de los pecadores y la liberación de las almas en el Purgatorio.


Medita por un momento y reza la oración final, abajo.



ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA


Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; tu gracia sea conmigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, oh Virgen María de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; que es Dios, que vive y reina  en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén 




Día  Octavo


OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS


Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan y de amor por los que sufren, cargados con el peso de mis angustias me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.


(Aquí pide el favor que deseas obtener.) 


Dígnate recomendarlo a tu hija, la Santísima Virgen María y colocarlo ante el trono de Jesucristo, para que Él pueda felizmente resolverlo. No ceses de interceder por mí hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén para mí la gracia de un día poder contemplar a mi Dios cara a cara,  contigo, con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén



Ora un Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre



OCTAVO DÍA


Recuerda, oh Santa Ana, tú cuyo nombre significa gracia y misericordia, que jamás se ha escuchado decir que ninguno de los que han acudido a tu protección, implorando tu ayuda y  ha buscado tu intercesión, haya sido desamparado de ti. Inspirado por esta confianza, acudo a ti, buena y amable madre; me refugio a tus pies y, pecador como soy, me atrevo a comparecer ante ti, gimiendo bajo el peso de mis pecados. Santa Madre de la Inmaculada Virgen María, no desprecies mis súplicas, antes bien, escúchame y concede mi oración. Amén


Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre


PRÁCTICA: La santidad es el don más elevado al que una criatura puede aspirar. Con la ayuda de la gracia divina puedes obtenerla. Dios incluso te ordena luchar por ella con todas tus fuerzas: por eso eres cristiano. Haz la resolución de hacer todo lo que esté a su alcance para ganar ese tesoro. Ha habido santos en todas las condiciones de vida; ¿Por qué no puedes, con la ayuda de Dios, hacer lo que ellos han hecho?


Medita por un momento y reza la oración final, abajo.



ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA


Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; tu gracia sea conmigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, oh Virgen María de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; que es Dios, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén 



Día Noveno


OFRENDA PARA TODOS LOS NUEVE DÍAS


Gloriosa Santa Ana, llena de compasión por los que te invocan y de amor por los que sufren, cargados con el peso de mis angustias me arrojo a tus pies y te ruego humildemente que tomes el presente asunto que te recomiendo bajo tu protección especial.


(Aquí pide el favor que deseas obtener.) 


Dígnate recomendarlo a tu hija, la Santísima Virgen María y colocarlo ante el trono de Jesucristo, para que Él pueda felizmente resolverlo. No ceses de interceder por mí hasta que mi petición sea concedida. Sobre todo, obtén para mí la gracia de un día poder contemplar a mi Dios cara a cara, contigo, con Santa María y todos los santos, alabando y bendiciendo a Dios Todopoderoso por toda la eternidad. Amén


Ora un Padre Nuestro, Ave María, Gloria al Padre 


NOVENO DÍA


Santísima Madre de la Virgen María, gloriosa santa Ana, yo, miserable pecador, confiado en tu bondad, te escojo hoy como mi abogada especial. Ofrezco y consagro mi persona y todos mis intereses a tu asistencia y cuidado maternal. Quiero servirte y honrarte toda mi vida por el amor de tu hija santísima y hacer todo lo que esté a mi alcance para difundir tu devoción.


Oh mi buenísima Madre y abogada, dígnate aceptarme como tu siervo y adoptarme como tu hijo. Oh gloriosa reina, te ruego, por la pasión de mi muy amado Jesús, el Hijo de María, tu santísima hija, que me ayudes en todas las necesidades de mi cuerpo y de mi alma. Venerable Madre, te ruego que me obtengas la gracia de llevar una vida perfectamente conforme en todas las cosas a la voluntad divina. Pongo mi alma en tus manos y en las de tu buena hija; te la confío, sobre todo en el momento en que estará lista a separarse de mi cuerpo para que compareciendo bajo tu patrocinio ante el Juez Supremo; que Él pueda encontrarla digna de gozar de Su presencia divina en tu santa compañía en cielo. Amén


Ora un Padrenuestro, Ave María y Gloria al Padre


PRÁCTICA: Ore diariamente a Santa Ana para obtener el amor de Jesús y María y por obtener la victoria sobre esa inclinación al mal que más daña tu alma.


Medita por un momento y reza la oración final, abajo.



ORACIÓN EN HONOR DE LA BENDITA VIRGEN Y SANTA ANA


Salve, llena de gracia, el Señor es contigo; tu gracia sea conmigo. Bendita eres entre todas las mujeres, y bendita es tu santa madre, Santa Ana, de la cual procediste sin mancha de pecado, oh Virgen María de ti nació Cristo Jesús, Hijo del Dios viviente; que es Dios, que vive y reina en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos.  Amén