Por la señal ✠ de la Santa Cruz, de nuestros ✠ enemigos, líbranos Señor ✠ Dios nuestro.
†En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
Oh glorioso San Jorge que sacrificaste tu sangre y tu vida para confesar la fe, alcánzanos del Señor la gracia de estar siempre dispuestos a sufrir por su amor cualquier afrenta y cualquier tormento, antes que perder una sola de las virtudes cristianas. Concédenos que, en ausencia de verdugos, nosotros mismos sepamos mortificar nuestra carne con ejercicios de penitencia, para que al morir voluntariamente al mundo y a nosotros mismos, merezcamos vivir para Dios en esta vida, para estar después con Dios por los siglos de los siglos. Amén.
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.
Dios te salve María, llena eres de gracia; el Señor es contigo.
Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús.
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
†En el nombre del Padre, y del Hijo ✠, y del Espíritu Santo. Amén.
Con aprobación eclesiástica
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