jueves, 15 de diciembre de 2022

15 de Diciembre Octava de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen

  



Tradición Católica del Calendario Litúrgico de Dom Prospero Gueranger, Abad de Solesmes

Este día que es el octavo después de la celebración de la fiesta de la Inmaculada Concepción llámase propiamente Octava, para distinguirlo de los días precedentes designados simplemente con el nombre de días de la Octava. 


Saludemos una vez más el excelso misterio de la Concepción Inmaculada de María; nada desea tanto el Emmanuel como ver glorificada a su Madre. Para El fué creada; para El fué preparado, desde toda la eternidad, aquel radiante despertar de tan brillante estrella. Al ensalzar a la Inmaculada Concepción de María honramos también la Encarnación divina. Jesús y María son inseparables; nos lo dijo Isaías: ella es el tallo, El la flor.


Gracias, pues, a ti, oh Emmanuel, que te has dignado traernos a la vida en los tiempos posteriores a la proclamación del privilegio con que quisiste adornar desde el primer momento de su vida a aquella de quien debías tomar tu naturaleza humana. Tu santidad infinita brilla con un nuevo resplandor ante nuestra vista, y ahora comprendemos mejor la armonía de tus misterios. Al mismo tiempo nos damos cuenta de que, llamados también nosotros a unirnos a ti por los más íntimos lazos en esta vida, y a contemplarte en la otra cara a cara, debemos tratar de purificarnos más y más de todas nuestras manchas. Tú dijiste: “Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios”; la Concepción inmaculada de tu Madre nos revela también las exigencias de tu santidad infinita. Dígnate, oh Emmanuel, por el amor que te llevó a preservarla de la ponzoña del enemigo, dígnate, apiádate, también de todos los que son hijos suyos. Mira que vas a venir a ellos; dentro de unos días se acercarán a tu cuna. Aún están visibles en ellos las consecuencias del pecado original, y para colmo de desgracias han añadido sus propias faltas a la prevaricación de su primer padre; purifica, oh Jesús, sus corazones y sus sentidos para que puedan comparecer en tu presencia. Ya saben que como criaturas que son, no llegarán a la santidad de tu Madre; pero te piden perdón, la vuelta a tu gracia, el odio al mundo y a sus máximas y la perseverancia en tu amor.


En pago de los homenajes que te fueron ofrecidos el día en que fué proclamado el privilegio de tu Concepción inmaculada en medio de los aplausos de toda la tierra, dígnate derramar sobre nosotros los tesoros de tu ternura, y de tu amparo, pues eres Espejo creado de la Justicia divina y más pura que los Querubines y Serafines. El mundo desquiciado implora la ayuda de tu mano maternal, para reafirmarse. El infierno parece que ha soltado por el mundo esos temibles espíritus del mal que no respiran más que odio y destrucción; pero al mismo tiempo la Iglesia de tu Hijo siente en sí una nueva juventud, y la semilla de la divina palabra se siembra y germina por doquier. Ha comenzado una lucha terrible; y con frecuencia nos viene la tentación de preguntarnos quién habrá de vencer, y si no está ya próximo el último día del mundo.


¡Oh Reina de los hombres! ¿sólo iluminará ruinas la estrella de tu Concepción Inmaculada que brilla ahora en el cielo? ¿No es justo que la señal anunciada por el Discípulo amado, la Mujer que aparece en el cielo, vestida del sol, ceñida su frente con corona de doce estrellas y pisando la luna con sus plantas, no es justo que esa señal tenga más brillo y poder que el arco que apareció en el cielo para anunciar el fin de la ira divina en los tiempos del diluvio? Es una Madre la que nos ilumina y desciende hasta nosotros para consolarnos y curarnos. Es la sonrisa del cielo piadoso a la tierra desgraciada y culpable. Hemos merecido el castigo; la justicia de Dios nos ha puesto a prueba, tiene derecho a exigirnos todavía más expiaciones, pero por fin se dejará vencer. La nueva lluvia de gracias que ha derramado el Señor sobre el mundo con motivo del día cuya memoria celebramos, no puede quedar estéril; desde esa fecha ha entrado el mundo en un nuevo período. María, calumniada en los tres últimos siglos por la herejía, ha bajado hasta nosotros como Reina; ella dará el golpe de gracia a los errores que han embaucado durante mucho tiempo a las naciones; ella hará sentir su planta victoriosa al dragón que se revuelve con furor, y el divino Sol de justicia de que se halla revestida, volverá a lanzar sobre el mundo renovado, los rayos de una luz más brillante y más pura que nunca. Quizá no lleguen a ver ese día nuestros ojos, pero ya podemos saludar su aurora.


Oh María, en el siglo XVIII , un siervo de Dios elevado después por la Iglesia a los Altares, tu devoto siervo, Leonardo de Puerto Mauricio, señaló ya el tiempo de tu futuro triunfo, tiempo en que debía alcanzar la paz el mundo. Las revueltas en medio de las cuales vivimos, podrían muy bien ser el preludio de esa paz tan deseada, en cuyo ambiente la divina palabra podrá esparcirse por el mundo sin traba alguna, y la Iglesia de la tierra recogerá su cosecha para la del cielo. ¡Oh Madre de Dios! también el mundo estuvo agitado en los días que precedieron a tu divino alumbramiento. Pero cuando le diste a luz en Belén, toda la tierra estaba en paz. En espera del momento en que has de demostrar la fuerza de tu brazo, no nos abandones en los siguientes aniversarios; en esa gloriosa noche en que va a nacer de ti Jesucristo, Hijo de Dios y Luz eterna, haznos también a nosotros puros e inmaculados.


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La costumbre de celebrar las fiestas principales durante una semana entera, es de las que pasaron de la Sinagoga a la Iglesia cristiana. El Señor había dicho en el Levítico: “El primer día de la fiesta será el más solemne y santo; no ejecutaréis en él ninguna obra servil. El octavo día será también santísimo y solemne; en él ofreceréis un holocausto al Señor; será día de asamblea, y tampoco haréis obra alguna servil.” Del mismo modo leemos en el libro de los Reyes, que convocando Salomón a todo Israel en Jerusalén para la Dedicación del Templo, sólo al octavo día le dejó libre.


Los libros del Nuevo Testamento nos enseñan que esa era la costumbre en tiempo de Nuestro Señor, costumbre autorizada con su propio ejemplo. Se dice efectivamente en San Juan, que en cierta ocasión llegó Jesús a celebrar una de las fiestas de la Ley, en medio de la Octava, y, en otro lugar observa el mismo Evangelista, que cuando el Salvador se dirigió al pueblo en la fiesta de la Pascua, diciendo: “Si alguien tuviere sed venga a mi y beba”, aquel día era el último de la fiesta, es decir el día de la Octava.


Las Octavas que celebra la Iglesia cristiana son de varias clases. Unas tan solemnes en sus privilegios que en ellas no se permite celebrar las fiestas de los Santos que podrían ocurrir; se hace de ellas una simple memoria o se las traslada después de la Octava. Se prohiben también las Misas de Difuntos a no ser que sean de cuerpo presente. Otras Octavas, menos privilegiadas, admiten fiestas de los Santos que concurran, con tal de que sean de rito semidoble para arriba; pero, en este caso se hace siempre memoria de la Octava en el Oficio y en la Misa de la Fiesta, a no ser que se trate de una fiesta de rito muy superior.


A esta clase de Octavas pertenece la de la Inmaculada Concepción, la primera que hallamos en el ciclo. Cede, no sólo ante el Domingo, sino ante las fiestas de San Dámaso y Santa Lucía, y ante otras fiestas locales del mismo rito.



lunes, 12 de diciembre de 2022

Oración a la Virgen de Guadalupe 🌹

 

¡Salve, oh Virgen de Guadalupe! Nosotros, para quienes la disposición admirable de la Divina Providencia, sin tomar nota de nuestra indignidad, para la salvación de las almas de todos nosotros, colocamos una vez más la corona sobre tu frente. Que puedas mantener para siempre, bajo tu poderoso patronage  , la pureza y la integridad de nuestra Santa Fe, tanto en México como en todo el continente americano. Porque sabemos y estamos seguros de que, mientras seas reconocida como Reina y Madre, en América y en México estaremos a salvo.

domingo, 11 de diciembre de 2022

Novena a la Santísima Virgen

 





¡Oh Virgen Santísima! que fuiste escogida por la adorable Trinidad desde toda la eternidad para ser la purísima Madre de Jesús, permíteme, tu humilde y devoto cliente, recordarte el gozo que recibiste en el instante de la santísima encarnación de nuestro divino Señor, y durante los nueve meses lo llevaste en tu casto vientre. Deseo sinceramente poder renovar o incluso aumentar esa alegría, por el fervor de mis oraciones. ¡Oh tierna Madre de los afligidos! concédeme, en mis necesidades presentes, esa protección peculiar que has prometido a aquellos que conmemoran devotamente este gozo inefable. confiando en las infinitas misericordias de tu divino Hijo; confiando en esa promesa que Él ha hecho, que los que piden deben recibir; y penetrado con confianza en tus poderosas oraciones; Os suplico muy humildemente intercedáis por mí, y me consigáis las mercedes que os pido en esta Novena, si es la santa voluntad de Dios concederlas; y si no, que pida por mí las gracias que más necesito. (Aquí especifique su solicitud.)


Deseo con esta Novena, que ahora ofrezco en tu honor, probar la viva confianza que tengo en Tu intercesión. Acéptalo, te lo suplico, en honor de ese amor y gozo sobrenatural con que se llenó tu sagrado corazón durante la morada de tu amado Hijo en tu vientre; en veneración te ofrezco los sentimientos de mi corazón, y estas nueve Avemarías.


(Repetir el Avemaría nueve veces y luego decir la siguiente oración)



¡Oh Madre de Dios! acepta estos saludos, en unión con el respeto y la veneración con que el ángel Gabriel te saludó por primera vez llena de gracia. Deseo sinceramente que se conviertan en tantas gemas en la corona de tu gloria occidental, que aumentarán en brillo hasta el fin del mundo. ¡Te suplico, oh consoladora de los afligidos! por el gozo que recibiste en los nueve meses de tu embarazo, para obtenerme la concesión de los favores que ahora te he implorado por tu poderosa intercesión. Con este fin, te ofrezco todas las buenas obras que se han hecho en tu honor. Humildemente te suplico, por el amor del corazón amable de Jesús, con el que el tuyo estaba siempre tan inflamado, que escuches mi humilde oración y obtengas mis peticiones.

viernes, 9 de diciembre de 2022

Ejercicio Piadoso a la Inmaculada Virgen

 

Oh Dios, que por la Inmaculada Virgen, preparasteis digna morada a vuestro Hijo; os suplicamos que, así como a ella la preservasteis de toda mancha en previsión de la muerte del mismo Hijo, nos concedáis también que, por medio de su intercesión, lleguemos a vuestra presencia puros de todo pecado. Por el mismo Jesucristo, nuestro  Señor. Amén.

1. Bendita sea la santa e inmaculada Concepción de la gloriosa Virgen María, Madre de Dios. Avemaría.

2. Oh María, que entrasteis en el mundo sin mancha de culpa, obtenedme de Dios que pueda yo salir de él sin pecado. Avemaría.

3. Oh Virgen María, que nunca estuvisteis afeada con la mancha del pecado original, ni de ningún pecado actual, os encomiendo y confío la pureza de mi corazón. Avemaría.

4. Por vuestra Inmaculada Concepción, oh María, haced puro mi cuerpo y santa el alma mía. Avemaría.

5. Oh María, concebida sin pecado, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos. Avemaría.

jueves, 8 de diciembre de 2022

8 de Diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen

 


¿Quién causa tanta alegría?

               ¡La Concepción de María!
 
La celebración de este día se remite al 8 de diciembre de 1854, cuando el Papa Pío IX declaró, con la Bula (documento pontificio) Ineffabilis Deus, la Inmaculada Concepción de la Virgen María, dogma de fe que declara que por una gracia singular de Dios, María fue preservada de todo pecado, desde su concepción. Esta doctrina es de origen apostólico, aunque el dogma fue proclamado en 1854. El Santo Papa tomó  la decisión que en todas partes del mundo católico se encendieran velas.

                       

 

                                                  
 
EJERCICIO PIADOSO
A LA INMACULADA VIRGEN


Oh Dios, que por la Inmaculada Virgen, preparasteis digna morada a vuestro Hijo; os suplicamos que, así como a ella la preservasteis de toda mancha en previsión de la muerte del mismo Hijo, nos concedáis también que, por medio de su intercesión, lleguemos a vuestra presencia puros de todo pecado. Por el mismo Jesucristo, nuestro  Señor. Amén.

1. Bendita sea la santa e inmaculada Concepción de la gloriosa Virgen María, Madre de Dios. Avemaría.

2. Oh María, que entrasteis en el mundo sin mancha de culpa, obtenedme de Dios que pueda yo salir de él sin pecado. Avemaría.

3. Oh Virgen María, que nunca estuvisteis afeada con la mancha del pecado original, ni de ningún pecado actual, os encomiendo y confío la pureza de mi corazón. Avemaría.

4. Por vuestra Inmaculada Concepción, oh María, haced puro mi cuerpo y santa el alma mía. Avemaría.

5. Oh María, concebida sin pecado, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos. Avemaría.
 



Ante las tentaciones

Madre querida acógeme en tu regazo, cúbreme con tu manto protector y con ese dulce cariño que nos tienes a tus hijos aleja de mí las trampas del enemigo, e intercede intensamente para impedir que sus astucias me hagan caer. A Ti me confío y en tu intercesión espero. Amén

martes, 6 de diciembre de 2022

San Nicolás gran obispo que luchó contra la herejía y el paganismo, defensor de la ortodoxia, protector de la castidad y defensor del matrimonio


 

Obispo de Myra y Confesor que vivió en el siglo IV
6 de diciembre † hacia el año 346 en Mira
Taumaturgo.
 Más de dos mil templos están dedicados a él en todo el mundo.
San Nicolás bendito, ruégale a Dios que
nos libre de todo peligro del alma y del cuerpo.

 
San Nicolás Su nombre significa "Protector y defensor de pueblos". Fue puesto  en prisión durante la persecución de Diocleciano por confesar su fe, fue liberado al subir al trono el emperador Constantino.
Participó en el Concilio de Nicea, condenando las doctrinas de Arrio, quien se negaba a admitir el dogma de la divinidad de Cristo. En el Concilio de Nicea se instituyó el credo Nicenciano.
Cuando los musulmanes invadieron Mira en 1087, el cuerpo de Nicolás se lo llevaron a escondidas a Bari, Italia. El papa Urbano II presidió la ceremonia en la que consagró sus reliquias en una iglesia recién construida. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Se cuenta que de su cuerpo sigue manando “una suave mirra”, o sudor con la que se curaba milagrosamente a los enfermos. En Italia es denominado el “Manna di S. Nicola”.
En el gobierno de su diócesis se distinguió por su ardiente celo pastoral, su inmensa bondad y su poder como taumaturgo.


Es invocado efectivamente en situaciones de peligros, en crisis económica , por su ardiente caridad esta dispuesto a socorre y ayuda a los necesitados prontamente . Con un amor generoso por los niños y las familias, es maestro de virtudes , patrono de la juventud.
San Nicolás es un ferviente guardián de la pureza; es el primer santo de la iglesia que se preocupó  por la educación moral tanto de los niños como de sus madres.

San Juan Crisóstomo lo invoca majestuosamente en su liturgia, con hermosas palabras: “Canon de la fe, imagen de la mansedumbre, maestro de la continencia, llegaste a la región de la verdad; por la humildad conseguiste lo más sublime; por la pobreza, lo más opulento. Padre Nicolás, sé nuestro legado para con Cristo Dios, para que consigamos la salud de nuestras almas”.


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Verdadera Ortodoxia:



En aquella época en la Iglesia había disturbios a raíz de la falsa herejía de Arrio, que negaba la Divinidad del Señor Jesucristo. Para apaciguar la Iglesia, el emperador San Constantino llamó al primer Concilio Ecuménico en Nicea, el año 325. Entre los 318 santos obispos asistió también San Nicolás. El Concilio Ecuménico condenó al arrianismo y fueron compuestos los primeros siete artículos del Símbolo de nuestra Fe, en el cual se expuso en palabras exactas la fe ortodoxa, la fe en el Señor Jesucristo, quien es el Hijo de Dios, tiene la misma naturaleza de Dios Padre y no es su mejor criatura. Durante los debates del Concilio, cuando San Nicolás escuchó las blasfemias del Arrios, quien negaba la Santísima Trinidad,  se indigno tanto que le dio una bofetada delante de todos.

 
 
 
San Nicolás dándole una cachetada al herético Arrio al escucharle blasfemar.


Cuentan que el Emperador ordenó detener y deponerlo por su comportamiento.   El santo fue visitado en su celda por Nuestro Señor que le preguntó «¿Por qué estás aquí?», a lo que Nicolás respondió «Porque te amo, mi Dios y mi Señor». Jesús le entregó un ejemplar de los Evangelios y la Santísima Virgen invistió a Nicolás con su palio. Cuando llegó a oídos de los obispos reunidos, devolvieron a San Nicolás su dignidad episcopal.

Como bien dijo el Padre Frederick Faber Donde no hay odio por la herejía, no hay santidad.



Santo Tomás de Aquino “Si soportar las injurias que nos alcanzan personalmente (y respetar a las personas que las profieren) es un acto virtuoso, soportar las que atañen a Dios es el colmo de la impiedad.”



San Nicolás no permitió que la herejía de Arrio se propagara en Myra.

Vemos aquí el gran Celo Pastoral de San Nicolás, de velar  por la salvación de las almas.

San Metodio afirma que “gracias a las enseñanzas de Nicolás, la metrópolis de Mira fue la única que no se contaminó con la herejía arriana la cual rechazó firmemente, como si fuese un veneno mortal”. 
 

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Luchaba contra el culto a falsos dioses. Enemigo del falso ecumenismo.
 
Siendo obispo, ordenó que se demoliera el templo de Artemisa en Myra y el de otros dioses paganos.
 
 
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Basílica de San Nicolás, en Bari, Italia

 
 
Cuidado Pastoral.
Al ser elevado al episcopado: luchó contra los vicios.
 
“Su solicitud pastoral se extendió generalmente a todas las necesidades de su pueblo. Cuidaba de los pobres, de los enfermos, de los prisioneros, de las viudas y de los huérfanos.[…] Su principal aplicación era la de conocer las necesidades espirituales de sus fieles y de levarles los remedios eficaces. […] Predicaba contra todos los vicios, y lo hacía con una elocuencia divina que lo hacía victorioso sobre todos los corazones”.

 




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Verdadera Pureza y Castidad.

 Evitaba las malas compañía y huía de los libertinos. Al crecer, evitaba los espectáculos peligrosos y domó su cuerpo, con vigilias y ayunos.
 

San Nicolás de Myra "Atento a la preservación de la castidad verdadera, miró a Dios con una mente pura y siempre se encontraba en la Santa Iglesia del Señor, cumpliendo la palabra de la Escritura: He decidido ser un paria en la casa de mi Dios, que habitar en las tiendas de los pecadores. Con frecuencia se pasaba todo el día y la noche en la iglesia, en la lectura de libros sagrados y en la oración mental a Dios, en el ejercicio mismo de la reflexión sobre temas edificantes, y aprovechando el descenso de la gracia del Espíritu Santo, para quien había hecho de sí mismo una digna morada, de acuerdo con el dicho: Vosotros sois el templo de Dios, y el Espíritu de Dios mora en vosotros ya que el Espíritu de Dios moraba en San Nicolás, que se purificó por completo y se convirtió totalmente en un hombre virtuoso y espiritual, con el corazón ardiendo de amor cada vez que trabajaba para el Señor. " 


Captura de pantalla película Nicolás de Myra.
 


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Protector de la Castidad y defensor del Matrimonio.


Tres muchachas jóvenes  no tenían dote para el matrimonio así que fueron vendidas y encerradas; el padre, que era muy pobre, temía que sus hijas fueran prostituidas para sobrevivir. Cuando San Nicolás se enteró del problema se escapó varias noches para darles dinero durante su encierro. Así cada una tuvo una buena dote para poder casarse y fueron liberadas.

 

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Verdadera humildad



Se escondía para hacer el bien huía de la popularidad mundana y de todo narcisismo y falsa piedad.
 
 
 
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Celo por la Justicia.
 
Su celo por la justicia es legendario. Cuando el gobernador Eustacio había sido sobornado para condenar a tres inocentes,  Nicolás se presentó en el momento de la ejecución, detuvo al verdugo y puso en libertad a los prisioneros. Eustacio luego se arrepintió al ser reprendido por San Nicolás.
 
 
Caridad.
San Nicolás fue un gran benefactor de los Pobres
 


La principal pobreza que combatió, fue la mayor pobreza de todas , la de los que carecen de Cristo y de la Verdad.


Santa Teresa de Ávila : «Precia más [nuestro Señor] un alma que por nuestra industria y oración le ganásemos mediante su misericordia, que todos los servicios que le podemos hacer» (Libro de las Fundaciones 1,7).  


San Efrén el Sirio:


“Nadie es verdaderamente pobre, sino el que carece de la Verdad.”


 


San Bernardo:


“Carecer de méritos es verdadera pobreza; mas presumir de tenerlos, una falsa riqueza”.


 


San Gregorio Magno:


Quizás no tenga pan con que socorrer al necesitado; pero quien tiene lengua dispone de un bien mayor que puede distribuir; pues vale mas el reanimar con el alimento de la palabra al alma que ha de vivir para siempre, que saciar con el pan terreno el cuerpo que ha de morir. Por lo tanto, hermanos, no neguéis al prójimo la limosna de vuestra palabra ( Hom. 4 sobre los Evang.). 



 
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 ¡Oh bienaventurado San Nicolás de Bari! a quién Dios ha glorificado con innumerables milagros manifestando su voluntad de que acudamos a ti, en los momentos difíciles de nuestra vida, confiados en tu protección.



 

Oración:
¡Oh portento de caridad! al que acuden las familias, los pobres, los enfermos, los comerciantes, los empleados, los presos, los niños, las doncellas en peligro; yo, humildemente te pido me alcances la gracia que de ti espero, confiado en tu valiosísima protección, la que nunca niegas a tus devotos, para que favorecidos por tus bondades, cantemos una vez más las misericordias del Señor, y las maravillas de sus santos. ¡ Providentísimo  San Nicolás! no me abandones.

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Oración a San Nicolás como  santo patrono
Traducción interna. 
 

 San Nicolás, a quien he elegido como mi patrono especial, ruega por mí que yo también, algún día podría glorificar a la Santísima Trinidad en el cielo. Obtén para mí una fe viva, que pueda tratar a todas las personas, cosas y acontecimientos a la luz de Dios todopoderoso. Ora, para que pueda ser generosos para hacer sacrificios de las cosas temporales para promover mis intereses eternos, como tan sabiamente tu lo hiciste.
Enciéndeme con el fuego del amor por Jesús, para que yo tenga sed de sus sacramentos y graba en mi  el celo por la propagación de su reino. Por tu poderosa intercesión,  ayúdame en el desempeño de mis deberes para con Dios, conmigo mismo y con todo el mundo.
 Gana para mí la virtud de la pureza y una gran confianza en la Santísima Virgen. Protégeme en este día, y todos los días de mi vida. Libérame de los pecados mortales. Obtén para mí la gracia de una muerte feliz. Amén.


 
Cinco Papas han llevado el nombre de NicolásVarios santos peregrinaron en vida al sepulcro de San Nicolás. Así San francisco de Asís, San Francisco de Paula, Santa Brígida de Suecia, y Santa Catalina de Siena.  Sabemos de muchos otros que le profesaron singular devoción: San Juan Damasceno, de quien se conserva una homilía; San Cayetano; San Nicolás de Tolentino, hijo de padres estériles, y a quien sus padres le pusieron este nombre reconociendo la intercesión del Santo en su concepción. También San Ambrosio, San Agustín, y San Atanasio nos dan cuenta de su fervorosa devoción. Singular fue la devocion que le profesó Santo Domingo de Guzmán, y que ha quedado reflejada en algunos iconos con la imagen de los dos santos. Santo Tomás de Aquino, dominico, consiguió que fueran dedicadas a San Nicolás los estudios y las universidades de la Orden Dominicana.

San Nicolás de Mira, defensor de la ortodoxia, protector del Matrimonio y la Castidad ruega por nosotros