(Se puede usar como Novena por Nueve Días Consecutivos).
Oh glorioso Apóstol, Santiago, que por tu corazón ferviente y generoso fuiste elegido por Jesús para ser testigo de su gloria en el monte Tabor, y de su agonía en Getsemaní; tú, cuyo mismo nombre es símbolo de guerra y de victoria: obtén para nosotros fuerza y consuelo en la guerra sin fin de esta vida, para que, habiendo seguido constante y generosamente a Jesús, seamos vencedores en la contienda y merezcamos recibir la corona del vencedor en el cielo. Amén.
(Padre Nuestro, Ave María, Gloria).
(Indulgencia de 300 días)
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