Apostolado de Piedad Popular
Tomado del Libro “Divoto Triduo in preparazione alla festa del Glorioso Arcangelo San Raffaele”. Impreso por Pietro Aureli, Librería y Estampería, en la calle Vía de Sedari No. 24.
Roma, Italia.
Año 1828.
PRIMER DÍA
ORACIÓN PRIMERA
Heme aquí, de rodillas ante ti suplicante, oh piadoso Arcángel San Rafael!, asistente ante el Trono de Dios. La piedad, y la compasión, que mostraste a la familia del afligido Tobías me animan a recurrir a Vos con la viva confianza de recibir yo también tu ayuda. La ceguera, la miseria y la angustia de ese buen viejo te llevaron a visitarle, y llevarle en consecuencia la felicidad. Si te dignas a mirarme, también encontrarás en mí objetos para mover tu compasión. ¿Y qué felicidad no sería la mía si pudiera disfrutar de tu presencia? Pero como me reconozco indigno de recibir un favor tuyo, solo te ruego calurosamente que me mires desde el cielo y descienda sobre mí su protección propicia, desde donde en todo me confío a Ti, a semejanza de Tobías, como mi protector particular y abogado.
Un Padre Nuestro, un Avemaría y tres Gloria.
ORACIÓN SEGUNDA
Amorosísimo Arcángel San Rafael, cuánto me agradan esas dulces palabras, con las que alentaste a Tobías sin aliento, es decir, lloroso, anunciándole que le das la verdadera alegría, y asegurándole que ya pronto recuperaría su salud por gracia del Señor; Oh repíteme a mí esas palabras ahora, que te ruego con mi corazón titubeante y afligido, para que se levante de su tristeza en santa paz, para que dirijas sus movimientos y afectos, y encuentre gozo en las tribulaciones, que proviene de reconocer los tratos amorosos de un Padre que anhela la salvación de sus hijos.
Un Padre Nuestro, un Avemaría y tres Gloria.
ORACIÓN TERCERA
Una santa envidia enciende mi corazón, muy amable Arcángel San Rafael, al considerar el viaje que hiciste con el joven Tobías. ¡Qué suerte fue para él andar en tu compañía! Qué palabras suaves le habrás dicho para confortarlo en su incomodidad y cuántas buenas enseñanzas habrá escuchado de tus angelicales labios. Tu misericordia le libró de todos los peligros; y de las fauces devoradoras de un pez enorme, que luego convertiste en remedio y en alimento, y con tu fiel escolta llegó sano y salvo a Rages. Yo también, lo ves, estoy en un viaje, y sabes que es más peligroso que el de Tobías; por la insidia continua que me tienden mis enemigos, y por tantos monstruos devoradores, que salen por todas partes para engullirme. ¡Ah! si yo tuviese vuestra compañía, yo estaría seguro, sano, libre y salvo. Por esto, entonces te ruego con todo mi corazón. Sed vos mi guía y mi defensa, en cada encuentro, como hiciste en el pasado con el joven Tobías, para que yo pueda pasar todos los peligros y pueda yo llegar de tu mano, feliz, a la Celestial Sión.
Un Padre Nuestro, un Avemaría y tres Gloria.
HIMNO
Cristo santo entre tus ángeles
Rector del género humano y su Autor
Nosotros te tendimos sagrados tributos por tu bondad
Al descender del Cielo.
Ángel nuestro médico de la salud
Rafael, viniste del Cielo para sanar
A los enfermos y dirigir nuestros actos.
Junto con María Madre de Dios y
Todos los coros de ángeles
Nosotros todos juntos felices
De participar de esta asamblea siempre
Para alabar y bendecir a Dios Santo
Padre, Hijo y Espíritu Santo, todo honor
Y toda gloria en el Mundo. Amén.
Antífona: Príncipe gloriosísimo Rafael Arcángel, acuérdate de nosotros, aquí y en todas partes y siempre ruega por nosotros al Hijo de Dios.
L/: Ruega por nosotros San Rafael Arcángel
R/: Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Cristo. Amén.
OREMOS: Dígnate Señor enviarnos al Santo Arcángel Rafael en nuestra ayuda y que tu Majestad nos ayude a creer que nuestras débiles oraciones son por ti bendecidas y escuchadas. Por Cristo, Nuestro Señor. Amén.
SEGUNDO DÍA
ORACIÓN PRIMERA
Movido de una especial confianza en vuestra bondad me postro humildemente de rodillas ante ti, oh Poderosísimo Arcángel San Rafael; Cuando llegaste a la casa atribuladisima de Raguele, trajiste el consuelo y enjugaste las lágrimas de los ojos de su hija, Sara, que día y noche lloraba con dolor, por la obsesión fatal del Demonio Asmodeo que le mató siete esposos en el transcurso de siete días y siete noches; y a sus desolados padres les hiciste volver la calma al haberla reunido en matrimonio con Tobías, que era de su misma tribu. Oh guárdanos propicio a las familias cristianas, que se encuentran en amargura, y haz que todo provenga de tu intercesión trayéndonos la paz y la consolación de nuestro Señor Jesucristo. Amen.
Un Padre Nuestro, un Avemaría y tres Gloria.
ORACIÓN SEGUNDA
Ya ves, Oh Santo Arcángel Rafael, cuánto estrago de almas continúa está haciendo el Demonio y sus coros, con sus sugerencias malvadas; Ah, si te dignaras de hacerle de nuevo sentir tu voz imperiosa, con la cual lo alejaste de Sara, y lo llevaste atado a Egipto, cuantas veces sería vencido de sus ilusiones fatales. Os ruego, por tanto y por cuanto soy que pueda renovar tu voz para mí, para que se rinda todo esfuerzo del demonio en vano. Sed siempre a mi lado, como lo fuiste de los afortunados esposos Sara y Tobías, ayúdame con vuestro potente brazo para yo superar los asaltos del enemigo maligno, auxíliame para ponerlo en fuga y así pueda permanecer segura la salvación de mi alma.
Un Padre Nuestro, un Avemaría y tres Gloria.
ORACIÓN TERCERA
Cuán grande fue tu caridad, oh Santo Arcángel Rafael, bien lo demostraste cuidando y protegiendo a Tobías, quitándole de su camino todo inconveniente e incomodidad y tú mismo le llevaste donde Gabael para cobrar el dinero que este había recibido en préstamo del viejo Tobías; y después de ejecutar puntualmente la asignación asumida por ti, condujiste al mismo Gabelo para que celebrase con júbilo la boda de Sara con Tobías. Haz, te lo pido, que yo sienta también los efectos de esta caridad tuya, dirige y prospera todos mis asuntos tanto temporales como espirituales, donde habiendo puesto todo en vuestras manos yo pueda vivir sin apego alguno a los bienes terrenales y solo aspire a los bienes celestiales y eternos, para así ser digno de poder gozar contigo un día de la gloria por todos los siglos de los siglos.
Un Padre Nuestro, un Avemaría y tres Gloria.
DÍA TERCERO
ORACIÓN PRIMERA
Inclinado devotamente ante vuestra presencia pongo ante Vos mis votos y extiendo cual mendigo la mano, oh mi valiosísimo protector San Rafael, para implorarte aquella amorosa beneficencia, de la cual colmaste la casa de Tobías. Tú, por quitar toda ansiedad y dudas que sentía el buen viejo con su esposa por su único hijo, acudiste a él cuando solicitó el camino. Acompañaste a Tobías en su viaje y lo regresaste sano y salvo a sus padres y con él a una joven esposa Sara, con su rica dote, además del crédito de Gabaelo, proveíste con tanta abundancia aquella familia y la levantaste por sobre la extrema miseria que los oprimía. Oh Santo Arcángel, lleva para mí también mis oraciones ante el Trono del Altísimo donde pueda probar con vuestra intercesión los beneficios de la Divina Providencia y obtenga del Señor aquella gracia que me hagan mantener juntas la ventaja tanto espiritual como temporal.
Un Padre Nuestro, un Avemaría y tres Gloria.
ORACIÓN SEGUNDA
Oh expertísimo médico de la salud, y eficacísima medicina de Dios San Rafael, recurro a ti por tantos males que nos oprimen en este Valle de Lágrimas. Tú, con la hiel de aquel pez, que había atrapado el joven Tobías por vuestra orden, le devolviste la vista tan codiciada a su padre, para luego revelárteles a ambos con tu verdadero aspecto. Ah, ya ves en qué ceguera más grave me encuentro; La oscuridad de la mente es eso que me impide ver la claridad de la luz celestial. Ilumina, te ruego Santo Arcángel Rafael, estas tinieblas en que me encuentro para que hagas brillar para mí esa bella luz que me mostrará el camino y me conducirá a la salud y mi salvación. Hazme reconocer la vanidad de los bienes terrenos e inflama mi deseo por los bienes eternos; y si alguna vez tuve que ser afectado por los males del cuerpo, sed vos una medicina para mí, para que pueda alabar y agradecer a mi Dios quien se digna concederme por vuestro medio la salud corporal y espiritual.
Un Padre Nuestro, un Avemaría y tres Gloria.
ORACIÓN TERCERA
Cuanta maravilla y estupor ocasionaste a la familia entera de Tobías cuando te les manifestaste dándote a conocer oh Santo Arcángel Rafael!, en vuestra dignidad angelical. Tú después de haberles dado tantos saludables consejos y después de haberles animado a dar gracias al Señor, y alabarlo por tantos favores y gracias que Él había derramado sobre ellos; Les dijiste: “Yo soy el Arcángel Rafael, uno de los Siete Espíritus que asisten el augusto Trono de Dios”, y diciendo así los bendijiste, y te marchaste de su presencia. Esta bendición es la que yo imploro de vos, bendición constante, bendición copiosa, por la cual, la familia y sucesión de Tobías fueron siempre prosperados y por vos protegida con ojo propicio. Cierto es que mis desméritos me hacen indigno. Más si vos intercede por mí, yo seguramente me vestiré del hombre nuevo, que agrada a Dios. Por lo tanto, con esta vuestra bendición haz que descienda sobre mí de lo Alto un verdadero dolor de mis pecados, para que pueda obtener el perdón, la gracia de la santa perseverancia, la victoria sobre todos mis enemigos, que sea siempre apoyado en vida por vuestro eficacísimo patrocinio para que un día pueda tener la consolación de venirte a ver en el Cielo para alegrarme contigo, y así poder gozar, alabar y agradecer del mío y vuestro Señor en la eternidad. Así sea.
Un Padre Nuestro, un Avemaría y tres Gloria.
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