(Para comenzar el miércoles en la Semana de Pentecostés)
¡Oh amable Jesús! que nos has dado en la adorable Eucaristía, prueba tan contundente de tu infinito amor, permítenos darte gracias en nombre de todas tus criaturas, por las bendiciones contenidas en este único y precioso don. ¡Te adoramos, oh Deidad oculta! y ojalá pudiéramos ofrecerte un amor tal que expiara nuestras propias ofensas y las de toda la humanidad contra este amabilísimo misterio. Pero, Dios mío, si todas las criaturas están tan profundamente en deuda con tu misericordia por este adorable sacramento, cuánto más sensiblemente debemos sentir nuestras obligaciones, ya que por tu especial predilección hemos sido elegidos para reunirnos aquí bajo el mismo techo contigo, para verte diariamente ofrecido en nuestros altares, y recibir con tanta frecuencia tu precioso cuerpo y sangre. Convencidos por estas tus tiernas misericordias de que nuestra confianza en tu bondad no puede ser demasiado grande, venimos ahora a suplicarte, por ese amor infinito que te indujo a instituir este adorable sacramento, y por todas las gracias que siempre han brotado de esta fuente de toda bendición, para que nos conceda el favor que le pedimos en esta Novena ___________
Nos proponemos firmemente convertirnos desde este momento en devotos adoradores de este sacramento de amor, y tomar tu vida eucarística por regla y modelo de la nuestra. Danos la gracia de honrar tu silencio en nuestro altar con el espíritu de recogimiento y oración; tu pobreza, obediencia y adorable santidad por el desapego de todas las cosas, la renuncia a la voluntad propia y el horror del pecado. ¡Sobre todo te suplicamos, oh Pan vivo de vida eterna! remover todos los obstáculos para que te recibamos con frecuencia y dignamente; y concedernos una devoción tan tierna a este adorable misterio, que nuestros corazones y pensamientos se vuelvan siempre hacia Ti presente en nuestros altares, y cada acción de nuestra vida se oriente al perfecto cumplimiento de tu santa voluntad. Amén.
¡Oh sacramento santísimo! ¡Oh sacramento divino! Toda alabanza y toda acción de gracias sean tuyas en todo momento.
(Indulgencia 100 días, una vez al día)
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