martes, 11 de julio de 2023

Oración de protección a San Benito contra las herejías, hechicerías y contra las asechanzas de los espíritus malignos

  

 
ORACIÓN PARA PEDIR SU PROTECCIÓN 
Con licencia eclesiástica.
Por la señal  de la Santa Cruz, de nuestros  enemigos, líbranos Señor  Dios nuestro. 
En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.

Santísimo confesor del Señor; Padre y jefe de los monjes, interceded por nuestra santidad, por nuestra salud del alma, cuerpo y mente.
Destierra de nuestra vida, de nuestra casa, las asechanzas del maligno espíritu. Líbranos de funestas herejías, de malas lenguas y hechicerías.
Pídele al Señor, remedie nuestras necesidades espirituales, y corporales. Pídele también por el progreso de la santa Iglesia Católica; y porque mi alma no muera en pecado mortal, para que así confiado en Tu poderosa intercesión, pueda algún día en el cielo, cantar las eternas alabanzas. Amén.
Jesús, María y José os amo, salvad vidas, naciones y almas.


Seguidamente rezaremos tres veces el Padre Nuestro, Ave María y Gloria. 

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 

Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre; venga a nosotros tu Reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores;
no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Amén.

Dios te salve María, llena eres de gracia; el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús. 
Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén
 Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

En el nombre del Padre, y del Hijo , y del Espíritu Santo. Amén.




 
✞Oremus. In nomine Patri, et Filii et Spiritui Sancti
Crux Sancti Patrix Benedicti Crux Sancta sit mihi lux Non draco sit mihi dux Vade retro satana Nunquam suade mihi vana Sut mala quae libas Ipse venena bibas Amén.
Cruz del Santo Padre Benito. Cruz Santa sé mi Luz y no sea nunca el demonio (dragón) mi conductor. ¡Aléjate, Satanás! No me persuadirás de cosas vanas. Son malas las cosas que me ofreces, bebe tú mismo tu veneno. En el Nombre del Padre del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.✞

Sancte Pater Benedicte, R. ora pro nobis


Frases de San Benito de Nursia

 – “Confiesa a Dios cada día en la oración, con lágrimas y gemidos, las faltas pasadas y en adelante enmiéndate de ellas”.

 – “El tiempo pasado frente al tabernáculo es el mejor tiempo de mi vida”.

– “Vuelve a la paz, antes del poner del sol, con aquellos con quienes tuviste desacuerdos”.

 – “El primer grado de la humildad es la obediencia sin demora”.

 – “Que nadie tarde en convertirse al Señor, que nadie deje pasar los días”.

 – “Temed el día del juicio: tened miedo del infierno. Desead la vida eterna con profundo anhelo espiritual. Mantén la muerte diariamente ante vuestros ojos.”

 – “Debemos cuidarnos del mal deseo, porque la muerte fue colocada a la puerta del placer”.

– “Es necesario preparar nuestro corazón y nuestro cuerpo para militar en la santa obediencia de los preceptos”.

 – “Antes que nada, cuando queráis realizar algo bueno, pedid a Dios con oración muy insistente que sea plenamente realizado por Él”.

 – “No queráis ser considerado santo antes que lo seáis; primero sedlo para que lo tengan como tal lo tengan con más fundamento”.



El prólogo de la regla de San Benito nos enseña  que debemos renunciar a todo lo que nos aleja de Dios y obedecer sus Leyes para militar por Cristo.  
 
 
1 ESCUCHA, hijo, los preceptos del Maestro, e inclina el oído de tu corazón; recibe con gusto el consejo de un padre piadoso, y cúmplelo verdaderamente. 2 Así volverás por el trabajo de la obediencia, a Aquel de quien te habías alejado por la desidia de la desobediencia. 3 Mi palabra se dirige ahora a ti, quienquiera que seas, que renuncias a tus propias voluntades y tomas las preclaras y fortísimas armas de la obediencia, para militar por Cristo Señor, verdadero Rey.


4 Ante todo pídele con una oración muy constante que lleve a su término toda obra buena que comiences, 5 para que Aquel que se dignó contarnos en el número de sus hijos, no tenga nunca que entristecerse por nuestras malas acciones. 6 En todo tiempo, pues, debemos obedecerle con los bienes suyos que Él depositó en nosotros, de tal modo que nunca, como padre airado, desherede a sus hijos, 7 ni como señor temible, irritado por nuestras maldades, entregue a la pena eterna, como a pésimos siervos, a los que no quisieron seguirle a la gloria. 


8 Levantémonos, pues, de una vez, ya que la Escritura nos exhorta y nos dice: "Ya es hora de levantarnos del sueño". 9 Abramos los ojos a la luz divina, y oigamos con oído atento lo que diariamente nos amonesta la voz de Dios que clama diciendo: 10 "Si oyeren hoy su voz, no endurezcan sus corazones". 11 Y otra vez: "El que tenga oídos para oír, escuche lo que el Espíritu dice a las iglesias". 12 ¿Y qué dice? "Vengan, hijos, escúchenme, yo les enseñaré el temor del Señor". 13 "Corran mientras tienen la luz de la vida, para que no los sorprendan las tinieblas de la muerte".


14 Y el Señor, que busca su obrero entre la muchedumbre del pueblo al que dirige este llamado, dice de nuevo: 15 "¿Quién es el hombre que quiere la vida y desea ver días felices?". 16 Si tú, al oírlo, respondes "Yo", Dios te dice: 17 "Si quieres poseer la vida verdadera y eterna, guarda tu lengua del mal, y que tus labios no hablen con falsedad. Apártate del mal y haz el bien; busca la paz y síguela". 18 Y si hacen esto, pondré mis ojos sobre ustedes, y mis oídos oirán sus preces, y antes de que me invoquen les diré: "Aquí estoy". 19 ¿Qué cosa más dulce para nosotros, carísimos hermanos, que esta voz del Señor que nos invita? 20 Vean cómo el Señor nos muestra piadosamente el camino de la vida.
21 Ciñamos, pues, nuestra cintura con la fe y la práctica de las buenas obras, y sigamos sus caminos guiados por el Evangelio, para merecer ver en su reino a Aquel que nos llamó.


22 Si queremos habitar en la morada de su reino, puesto que no se llega allí sino corriendo con obras buenas, 23 preguntemos al Señor con el Profeta diciéndole: "Señor, ¿quién habitará en tu morada, o quién descansará en tu monte santo?". 24 Hecha esta pregunta, hermanos, oigamos al Señor que nos responde y nos muestra el camino de esta morada 25 diciendo: "El que anda sin pecado y practica la justicia; 26 el que dice la verdad en su corazón y no tiene dolo en su lengua; 27 el que no hizo mal a su prójimo ni admitió que se lo afrentara". 28 El que apartó de la mirada de su corazón al maligno diablo tentador y a la misma tentación, y lo aniquiló, y tomó sus nacientes pensamientos y los estrelló contra Cristo. 29 Estos son los que temen al Señor y no se engríen de su buena observancia, antes bien, juzgan que aun lo bueno que ellos tienen, no es obra suya sino del Señor, 30 y engrandecen al Señor que obra en ellos, diciendo con el Profeta: "No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria". 31 Del mismo modo que el Apóstol Pablo, que tampoco se atribuía nada de su predicación, y decía: "Por la gracia de Dios soy lo que soy". 32 Y otra vez el mismo: "El que se gloría, gloríese en el Señor". 33 Por eso dice también el Señor en el Evangelio: "Al que oye estas mis palabras y las practica, lo compararé con un hombre prudente que edificó su casa sobre piedra; 34 vinieron los ríos, soplaron los vientos y embistieron contra aquella casa, pero no se cayó, porque estaba fundada sobre piedra".


35 Después de decir esto, el Señor espera que respondamos diariamente con obras a sus santos consejos. 36 Por eso, para corregirnos de nuestros males, se nos dan de plazo los días de esta vida. 37 El Apóstol, en efecto, dice: "¿No sabes que la paciencia de Dios te invita al arrepentimiento?". 38 Pues el piadoso Señor dice: "No quiero la muerte del pecador, sino que se convierta y viva".


39 Cuando le preguntamos al Señor, hermanos, sobre quién moraría en su casa, oímos lo que hay que hacer para habitar en ella, a condición de cumplir el deber del morador. 40 Por tanto, preparemos nuestros corazones y nuestros cuerpos para militar bajo la santa obediencia de los preceptos, 41 y roguemos al Señor que nos conceda la ayuda de su gracia, para cumplir lo que nuestra naturaleza no puede. 42 Y si queremos evitar las penas del infierno y llegar a la vida eterna, 43 mientras haya tiempo, y estemos en este cuerpo, y podamos cumplir todas estas cosas a la luz de esta vida, 44 corramos y practiquemos ahora lo que nos aprovechará eternamente.


45 Vamos, pues, a instituir una escuela del servicio divino, 46 y al hacerlo, esperamos no establecer nada que sea áspero o penoso. 47 Pero si, por una razón de equidad, para corregir los vicios o para conservar la caridad, se dispone algo más estricto, 48 no huyas enseguida aterrado del camino de la salvación, porque éste no se puede emprender sino por un comienzo estrecho. 49 Mas cuando progresamos en la vida monástica y en la fe, se dilata nuestro corazón, y corremos con inefable dulzura de caridad por el camino de los Mandamientos de Dios. 50 De este modo, no apartándonos nunca de su magisterio, y perseverando en su doctrina en el monasterio hasta la muerte, participemos de los sufrimientos de Cristo por la paciencia, a fin de merecer también acompañarlo en su Reino. Amén.
Fin del Prólogo.


Capítulo 26
 LOS QUE SE JUNTAN SIN PERMISO
 CON LOS EXCOMULGADOS



1 Si algún hermano se atreve, sin orden  del abad, a tomar contacto de cualquier modo con un hermano excomulgado, a hablar con él o a enviarle un mensaje, 2 incurra en la misma pena de la excomunión.
Capítulo 49
 LA OBSERVANCIA DE LA CUARESMA


1 Aunque la vida del monje debería tener en todo tiempo una observancia cuaresmal, 2 sin embargo, como son pocos los que tienen semejante fortaleza, los exhortamos a que en estos días de Cuaresma guarden su vida con suma pureza, 3 y a que borren también en estos días santos todas las negligencias de otros tiempos. 4 Lo cual haremos convenientemente, si nos apartamos de todo vicio y nos entregamos a la oración con lágrimas, a la lectura, a la compunción del corazón y a la abstinencia.

1 comentario:

  1. Oración

    Señor, Dios nuestro, que hiciste del abad san Benito un esclarecido maestro en la escuela del divino servicio, concédenos, por su intercesión, que, prefiriendo tu amor a todas las cosas, avancemos por la senda de tus mandamientos con libertad de corazón. Por nuestro Señor Jesucristo.

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