Bendíceme oh Hija del Padre Eterno, y obtén para mí la gracia de nunca ofender a mi Dios con mis pensamientos. Bendíceme, oh Madre del Hijo Eterno, y ruega que nunca ofenda a mi Dios con mis palabras. Bendíceme, oh Esposa del Espíritu Eterno, y por tu intercesión obtén para mí que nunca ofenda a mi Dios con mis acciones u omisiones. ¡Bendíceme, oh Santuario de la Santísima Trinidad! Ora por mí para que pueda amar y servir a mi Dios con todo mi corazón y alma, y que pueda disfrutarlo para siempre en el más allá. Oh María, recíbeme como a tu hijo por amor a Jesús, quien me confió a tu cuidado en su agonía en la cruz. Amén." Dulce Corazón de María, sé mi salvación.
(Indulgencia: 300 días)
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