sábado, 6 de mayo de 2023

Salve Reina: oración para venerar y pedir la protección de la Virgen María


¿En qué consiste la verdadera devoción a María Santísima?” –contesta San Antonio María Claret -: “En abstenerse de todo pecado, imitar sus virtudes, tributarle algunos obsequios, frecuentar los Santos Sacramentos, y hacer bien, con agrado y perseverancia, las oraciones y demás cosas de su servicio”.


Recemos el Salve, implorando en todo momento la clemencia de María como nuestra abogada. Confiemos en que ella, como madre de misericordia, nos escuchará especialmente en esos momentos de angustia, peligro y necesidad.


Dios te salve, 

Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, Dios te salve. A ti llamamos los desterrados hijos de Eva. A ti suspiramos gimiendo y llorando en este valle de lágrimas. Ea pues, Señora abogada nuestra, vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos; y después de este destierro muéstranos a Jesús, fruto bendito de tu vientre. Oh clemente. Oh piadosa. Oh dulce Virgen María.

℣. Ruega por nosotros, santa Madre de Dios.
℟. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de nuestro Señor Jesucristo.

Oremos:
Omnipotente y sempiterno Dios, que por la acción del Espíritu Santo has preparado el alma y el cuerpo de la gloriosa Virgen y Madre, María, para que fuese digna morada de tu Hijo, concédenos, a los que nos alegramos con su conmemoración, vernos libres por su piadosa intercesión de los peligros que nos amenazan y de la muerte eterna. Por el mismo Cristo, Señor nuestro. ℟. Amén.



Hermanos les recomiendo que aprendan esta poderosa oración en Latín:


Salve, Regina, Mater misericordiae,
vita, dulcedo, et spes nostra, salve.
ad te clamamus
exsules filii Evae,
ad te suspiramus, gementes et flentes
in hac lacrimarum valle.

Eia, ergo, advocata nostra, illos tuos
misericordes oculos ad nos converte;
et Iesum, benedictum fructum ventris tui,
nobis post hoc exsilium ostende.
O clemens, O pia, O dulcis Virgo Maria.


Fórmula de San Alfonso María de Ligorio para hacer la Comunión Espiritual


Creo, Jesús mío, que estáis realmente presente en el Santísimo Sacramento del Altar.
Os amo sobre todas las cosas y deseo recibiros en mi alma.
Pero como ahora no puedo recibiros sacramentado,
venid a lo menos espiritualmente a mi corazón.


(Pausa en silencio para adoración)


Como si ya os hubiese recibido, os abrazo y me uno todo a Vos.
No permitáis, Señor, que jamás me separe de Vos. Amén.


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