Ofrecemos este Triduo por la santificación y protección de todos los niños y jóvenes de nuestras familias.
Para rezar este triduo repetiremos por tres días seguidos trece invocaciones, pidiendo a Dios que por medio de San Antonio de Padua nos otorgue el favor que necesitamos, junto con las trece gracias:
Oh San Antonio, cándida y suave azucena de virginidad, gema preciosa de pobreza, ejemplo de abstinencia, espejo limpio de pureza, espléndida estrella de santidad, resplandor del Paraíso, columna de la Santa Iglesia, predicador de la Gracia, exterminador de vicios, sembrador de virtud, consolador de los afligidos, llama ardiente de la divina caridad y de puro amor, fúlgida luz de España e Italia, émulo del seráfico padre San Francisco, amante de la paz y la unidad, despreciador de la vanidad mundana. Lumbre de la santa fe católica, mártir de deseo, glorioso triunfador contra los herejes, gran hacedor de milagros, refugio seguro de todos los que recurren a ti: tú has merecido abrazar entre tus santos brazos al Hijo del Altísimo; con tus ardientes sermones has encendido en la mente de los pecadores, la llama de la divina caridad. Por tanto yo, miserable pecador, te ruego humildemente acogerme bajo tu potente protección y conseguir la verdadera contrición de mis pecados, el humilde conocimiento de mi miseria, el regalo de llorar mis culpas, el gusto y el fervor de la oración , la firme resistencia al mal y el don de la contemplación del Verdadero Dios, Belleza y Bondad infinita. Y siendo tú llama ardiente del divino amor, enciende mi corazón tibio y frío con el fuego de la divina caridad tanto de hacerme siempre despreciar a mi mismo, el mundo, la carne y el demonio y hazme avanzar de virtud en virtud para que, viviendo en constante fervor y méritos ; compartiendo la muerte de los Santos con tu poderoso patrocinio alcance ser asociado a ellos en la gloria celeste. Amén.
Pide la gracia que deseas alcanzar.
Primera invocación
Oh glorioso San Antonio, que has tenido el poder de resucitar a los muertos, despierta mi alma de la apatía y obtén para mí una vida fervorosa y santa.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Cuarta invocación
Oh generoso Santo, que acogiendo la divina inspiración, has consagrado tu vida al servicio de Dios y de los hermanos, haz que yo escuche siempre con docilidad su Palabra.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Quinta invocación
Oh, san Antonio, verdadero lirio de pureza, no permitas que mi alma quede manchada por el pecado, antes bien, obtenme de Dios la pureza del corazón.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Sexta invocación
Oh querido Santo, que intercedes para que tantos enfermos recuperen la salud, ayúdame a sanar de la culpa y de las malas inclinaciones.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Séptima invocación.
Oh mi santo patrono, que te has prodigado por la salvación de los hermanos, guíame en el mar de la vida para que yo pueda llegar al puerto de la eternidad bienaventurada.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Octava invocación
Oh compasivo san Antonio que en la vida has conseguido la liberación de tantos condenados, intercede para que yo sea liberado del mal y pueda vivir en la gracia de Dios.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Novena invocación
Oh santo Taumaturgo, que has tenido el don de reunir a los cuerpos los miembros amputados, no permitas que yo me separe nunca del amor de Dios, ni de la unidad en la sana doctrina de la Verdadera Iglesia.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Décima invocación
Oh queridísimo Santo que ayudas a encontrar las cosas perdidas, haz que no pierda nunca la amistad con Dios, sino que la pueda conservar fielmente durante toda la vida.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Undécima invocación
Oh salvador de los pobres, que acoges a cuantos recurren a ti, acoge mi súplica y preséntala a Dios para que me dé su ayuda.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Duodécima invocación
Oh san Antonio, que has sido apóstol incansable de la Palabra de Dios, haz que yo pueda testimoniar mi fe con la palabra y con el ejemplo.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Última invocación
Amadísimo San Antonio, que en Padua tienes tu tumba bendita, mira mis necesidades y habla con Dios para que pueda ser consolado y escuchado.
Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
Oración a San Antonio de Padua pidiendo la Pureza del Cuerpo, la Mente y el Corazón
Glorioso San Antonio, te saludo como buen siervo de Cristo y especial amigo de Dios. Una vez tuviste el favor de sostener al Niño Jesús en tus brazos mientras atesorabas Su mundo en tu corazón. Hoy pongo todas mis preocupaciones, tentaciones y angustias en tus manos. Resuelvo honrarte siempre imitando tu ejemplo. Poderoso patrón, modelo de pureza y vencedor de los impulsos carnales, por favor gana para mí y para todos los devotos tuyos, la perfecta pureza de cuerpo, mente y corazón. Prometo con mi ejemplo y consejo ayudar a otros al conocimiento, amor y servicio de Dios. Amén.
RESPONSORIO DE SAN BUENAVENTURA
Si buscas milagros, mira: El mar sosiega su ira, | El peligro se retira, El mar sosiega su ira, |
Gloria al Padre, Gloria al Hijo, gloria al Espíritu Santo.
Ruega a Cristo por nosotros, Antonio glorioso y santo, para que dignos así de sus promesas seamos.
Oremos:
Oh Dios, que la conmemoración votiva de tu bienaventurado Antonio el Confesor y doctor alegre a tu Iglesia, para que esté siempre protegida por tus auxilios espirituales y merezca gozar de los goces eternos. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
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